
Estamos inmersos en las rebajas de verano, uno de los momentos del año en el que las tiendas se juegan gran parte de su facturación, especialmente los comercios de moda, joyería o complementos. Para muchos, gran parte del balance del año depende del éxito o fracaso en este periodo. Por eso la buena planificación de las tiendas físicas es imprescindible. La competencia entre vendedores es muy alta, y cualquier error en aspectos como las tallas disponibles, o una mala previsión de la demanda puede suponer regalar un cliente a la competencia.
Los carteles de Rebajas y descuentos ya no son suficientes. Buscar la máxima eficiencia en todos los procesos, y generar una mejor experiencia de cliente ya es imprescindible. Para ello, hay que tener en cuenta numerosas variables, desde una buena estrategia de precios hasta una eficiente gestión del stock. Ya no basta con la intuición de los directores de compras. La clave para optimizar los recursos pasa por medir en tiempo real y poder tomar decisiones in situ, basándonos en datos objetivos que provoquen un impacto inmediato en los resultados. Para ello han surgido nuevas tecnologías basadas en Big Data y análisis predictivo, y que facilitan esta tarea.
Terminar unas rebajas con stock de sobra puede convertirse en un grave problema. Del mismo modo, uno de los problemas habituales en rebajas se produce cuando el producto se agota antes de lo previsto, produciéndose una rotura de stock. Esto implica no tener disponibilidad de las tallas y productos que se esperan vender. Las tecnologías de gestión de stocks utilizan algoritmos diseñados especialmente para las necesidades de las tiendas, y a partir del análisis de tendencias permiten prever cómo se comportarán ventas. Por ejemplo, qué producto funciona mejor en cada tienda, cuál habrá que solicitar al almacén o cuál trasladar a otro punto de venta. Estas decisiones, apoyadas en la tecnología, repercuten directamente en el ahorro de costes, reduciendo inmediatamente el stock y generando liquidez.
Durante las rebajas tiene especial importancia, también, la gestión de los escaparates, las luces, el stock de exposición o el emplazamiento de los productos en los maniquíes y estanterías. Estos elementos deben ir en concordancia con la imagen corporativa de la marca y seguir una estrategia de visual merchandising bien definida. En franquicias o marcas con varias tiendas resulta complejo mantener una identidad visual uniforme. Además, una buena gestión de los stocks de exposición, estanterías o vitrinas genera un importante ahorro de tiempo al vendedor. Esto se resume en tener controlado en todo momento cada unidad de producto, por ejemplo desde un dispositivo móvil, en todas las zonas y muebles de la tienda, especificando dónde se expone cada uno de ellos. Para conseguirlo, las nuevas tecnologías ofrecen a los gerentes la posibilidad de gestionar de forma remota sus exposiciones en distintas tiendas. Su uso se ha democratizado, y cada vez es más frecuente ver cómo propietarios de tiendas medianas o franquicias modestas las utilizan en su día a día.
Además, las rebajas obligan a contratar a más personal, que a menudo no conoce la empresa ni su modelo de trabajo. Qué vender, cómo vender y cuánto vender son las tres claves que un empleado debe tener en mente. En estos casos sirve de ayuda gestionar de forma colaborativa los objetivos de las diferentes tiendas y organizar a los empleados en base a los objetivos de venta. Una vez más, aparecen herramientas tecnológicas que proporcionan, tras un análisis exhaustivo de datos, la información necesaria para ayudar a los vendedores en su trabajo diario. Gracias a ellas un vendedor puede saber cuál es el producto de cada mix que debe vender en su ticket medio durante una jornada de rebajas y conocer cuáles son las claves para lograrlo, lo que hará que su trabajo y sobre todo su rendimiento sean más eficientes.
Los negocios de venta al público deben subirse al carro de las nuevas tecnologías para aumentar sus ventas. Estas herramientas son ya una realidad que no solo facilitan la tarea de los gerentes, sino que repercuten directamente en la cuenta de resultados, incrementando las ventas y aumentando la eficiencia y productividad en todos los procesos. Algo que, en un momento como el de las rebajas de verano, es fundamental para obtener un balance positivo a final del año.