
Desde el Ministerio de Empleo y Seguridad Social se ha decidido apostar por un gran pacto que permita finalizar la jornada laboral a las seis de la tarde, considerando que la salud del empleo se basa en la finalización de la jornada laboral a una hora determinada. Con una tasa de desempleo del 19% y millones de horas extraordinarias no remuneradas, debemos apuntar que esta medida es insuficiente e inadecuada.
El encorsetamiento o limitación de la actividad horaria de las empresas es negativo para la generación de empleo. Esta afirmación se sustenta sobre la experiencia del pasado: la liberalización de horarios comerciales ha generado nuevos puestos de trabajo, ha aumentado el consumo y ha contribuido a aumentar la riqueza tanto de las compañías como de la sociedad por la recaudación de impuestos.
El problema es la precariedad
El problema real ante el que nos encontramos en el mercado laboral a la hora de conciliar no viene derivado del horario que realizan los trabajadores, sino de la salud y la flexiseguridad del empleo. La incompatibilidad para conciliar o la precariedad de algunos empleos derivan de las horas extraordinarias no declaradas y el trabajo ilegal, principalmente.
En este sentido, el informe 'Flexibility' de Randstad apuntaba a que la economía sumergida y el empleo no declarado en España representan un 18,6% de Producto Interior Bruto, es decir, más de 190.000 millones de euros. Las medidas que se impulsen desde el gobierno deben ir adecuadas a luchar contra esta lacra que penaliza la calidad del trabajo, pone en peligro la seguridad de los trabajadores y les impide conciliar adecuadamente su trabajo y su vida privada.
El gran pacto de todos los agentes sociales implicados en la generación de empleo debe ir encaminado a la reducción de las tasas de empleo irregular y a la generación de nuevos puestos de trabajo para aumentar la calidad de vida de todos los profesionales. Se puede conciliar a través de la flexibilidad, tanto interna en las compañías, como externa a través de las soluciones que ofrece el mercado laboral.
Actualmente, seis de cada diez empleados en España estarían dispuestos a realizar jornadas variables en función de la jornada, a realizar más horas a cambio de trabajar menos días semanalmente o incluso a trabajar diversos días de la semana o en distintas empresas en función de cada momento. Estas medidas de flexibilidad están directamente relacionadas con la conciliación, aunque no obligan a encorsetar un mercado laboral que debería tender a la flexibilización.
Es una responsabilidad compartida el hecho de apostar por la racionalización de horarios para mejorar la salud del mercado de trabajo. La solución no pasa, en ningún caso, por la limitación de las jornadas, sino por liberar un mercado laboral rígido, con opciones que aporten bienestar económico y social a todos los trabajadores y a la vez incrementen constantemente la productividad.