
La compra online es una forma de consumo totalmente normalizada en nuestro país. El pasado 2015 el comercio electrónico superó en España los 5.300 millones de euros, un gran crecimiento que supone un 23% más que el año anterior.
De esta cifra de negocio, más del 40% de los ingresos se quedaron en webs de comercio electrónico extranjeras. Las transacciones con origen en España dirigidas hacia el exterior suponen un 14,6%, con un volumen de negocio de 2.339,7 millones de euros.
Una realidad en continuo crecimiento que no entiende de fronteras, políticas monetarias o divisas. El consumidor tiene al alcance de su mano productos fabricados en China, EEUU, Londres?o en cualquier remoto rincón de los cinco continentes.
Las empresas españolas deben estar preparadas para atender la demanda de clientes del mundo entero, no solo logística y legalmente, sino también con una política de exportación y divisas que le ayude a minimizar los riesgos de una situación como la que generó el pasado Brexit.
El mercado de divisas vive, por su propia razón de ser, en una constante fluctuación. Pero es en casos excepcionales, como fue el Brexit, cuando la libra esterlina cayó un 10% frente al euro en un solo día, cuando las empresas y consumidores deben estar especialmente atentos. Los consumidores, pueden encontrar en el mercado online precios desactualizados al mercado de divisas que le haga encontrar chollos. Las empresas, por su parte, deben actualizar los precios rápidamente, casi a tiempo real, para que los cambios del mercado no afecten a sus márgenes.
Normalmente, son los negocios pequeños y medianos, que empiezan a vender online en mercados exteriores los que padecen esta realidad. En la mayoría de casos se utilizan plataformas bancarias que integran en sus páginas web y les suelen establecer unas comisiones por operación más margen en el tipo de cambio.Es importante que toda empresa que tenga pretensión de vender en mercados extranjeros a través del canal online, estudie y contemple el aspecto de la divisa, ya que el impacto de una gestión ineficiente les puede llevar a unos elevados costes transaccionales que mermen el retorno del negocio.