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'Uexit', la ruta de voladura de la Unión Europea

Los populismos redoblarán su presión para derribar el proyecto europeo o, al menos, conseguir transformarlo: la UE afronta el riesgo de una secuencia de consultas que deriven en su desintegración.

Tras el Brexit, la Unión Europea puede padecer el efecto contagio que traiga una secuencia de referendos que acaben en su desintegración. Las voces pidiendo mano dura empiezan a proliferar y quieren que no se adopten con Reino Unido soluciones intermedias que le brinden acceso a las ventajas, como el área de libre comercio, eximiéndole de los inconvenientes y, sobre todo, de contribuir al presupuesto comunitario.

Si en las Islas no hay unanimidad sobre la salida, y tanto Escocia como Irlanda del Norte, partidarias de la permanencia, pueden plantear consultas en sentido inverso que podrían romper la unidad británica, las contradicciones en el continente no son menores y los populismos, tanto de derechas como de izquierdas, van a redoblar su presión para derribar el proyecto europeo o, al menos, transformarlo sustancialmente.

Extremos que se tocan

Mientras Marine Le Pen se felicitaba por la decisión de los británicos y alentaba a acabar con la Unión, en lo que curiosamente coincide con el ultraizquierdista Jean-Luc Mélenchon, Hollande enviaba un mensaje para reforzarla manifestando que "necesitamos una armonización fiscal y social, reforzar la zona euro y su gobernanza democrática". Sin embargo, el Frente Nacional no es un partido marginal sin posibilidades de Gobierno, sino una fuerza que en cualquier momento podría saltar al Elíseo, dado el estrecho margen con el que perdió las últimas elecciones, en las que fue el partido más votado. Así, ya hay quien habla abiertamente de que más tarde o más temprano se planteará el Frexit que dejaría al proyecto europeo, incluso al euro, herido de muerte.

Las reacciones anti europeístas en otros países están proliferando. Es el caso del Movimiento 5 estrellas italiano, liderado por el actor cómico Bepe Grillo, principal partido de la oposición y segundo partido más votado, ha reiterado su intención de que haya un referéndum para abandonar el euro, aunque matizando que sea consultivo y no vinculante.

El líder populista y xenófobo de derechas Frauke Petry, líder de Alternativa para Alemania (AfD), partido emergente que aun sin representación en el Bundestag está presente en varios Parlamentos regionales y también en el Parlamento Europeo, ha manifestado que "la salida del Reino Unido de la Unión Europea es una señal para el politburó de Bruselas y para su parentela burocrática", al tiempo que se manifestaba en contra de "tapar ahora con el dinero del contribuyente alemán el agujero que dejará la ausencia de la contribución neta británica".

El partido anti-inmigración Demócratas de Suecia ha pedido la celebración de un referéndum sobre su permanencia en la UE. También el Partido del Pueblo Danés (DF), partido populista que apoya al Gobierno, ha reclamado la convocatoria de una consulta. Por su parte, Geert Wilders, líder del neerlandés Partido de la Libertad, ha felicitado a Reino Unido y ha asegurado que "es el momento de que Países Bajos lleve a cabo un referéndum".

Polémica en los receptores

Polonia, gobernada por Ley y Justicia, tradicionalmente euroescépticos moderados, ha mostrado su preocupación por el efecto contagio, pues actualmente es la principal receptora de fondos comunitarios. No olvidemos que Reino Unido es el tercer contribuidor neto y su salida determinará que Polonia y otros países del este reciban menos ayudas y puede excitar el euroescepticismo que el dinero de la Unión ha mantenido, hasta ahora, más o menos adormecido.

Las muestras de respeto hacia la decisión manifestada en las urnas británicas no ocultan la necesidad, expresada por muchos dirigentes europeos, de actuar con rapidez para clarificar la situación en este nuevo escenario. De hecho, empieza a extenderse la opinión de que un largo período de transitoriedad sin que se manifiesten las consecuencias negativas que, principalmente para las Islas, acarreará esta decisión, podría alentar a quienes abiertamente piden dinamitar la Unión Europea, que, como hemos visto, ni son pocos ni, algunos, poco influyentes.

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