El término 'smart city' o 'ciudad inteligente' responde a un concepto relacionado principalmente con el marketing empresarial, no obstante, el mismo también puede aplicarse perfectamente a la gestión pública.
Una ciudad es inteligente si demuestra tener un altísimo desarrollo en diversas áreas estratégicas: economía, empleo, tecnología, capital humano, cohesión social, infraestructuras, proyección internacional, medio ambiente, comunicación, movilidad, transporte, gestión urbanística, gobernanza, etc.
En este sentido, casi todas las instituciones que se dedican a evaluar el nivel de inteligencia de las grandes metrópolis, sobre todo europeas y estadounidenses, coinciden en destacar a Nueva York, Londres y París como las tres urbes con mayor potencial en la actualidad.
Aunque del mismo modo, también existen muchas otras ciudades inteligentes, tales como San Francisco, Boston, Ámsterdam, Chicago, Seúl, Ginebra, Sidney...
Desarrollo urbanístico sostenible
Uno de los indicadores más relevantes al objeto de incluir a una determinada ciudad en la categoría de inteligente es aquél que mide el "desarrollo urbanístico sostenible". La valoración de este campo se realiza en función de la sostenibilidad y la creación de empleo y riqueza.
De hecho, el desarrollo urbanístico sostenible no degrada el entorno medioambiental y, a la vez, es capaz de aumentar la calidad de vida de los ciudadanos. Por tanto, se trata de un modo de gestionar el urbanismo de las ciudades desde tres perspectivas fundamentales, como son la política, la economía y la protección del medioambiente.
Madrid y Barcelona: ¿ciudades destructoras de empleo?
Desde que las filiales de Podemos, Ahora Madrid y Barcelona en Comú, accedieran al gobierno de Madrid y Barcelona respectivamente (pactando con el PSOE y PSC tras las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2015), las dos principales urbes españolas se están convirtiendo en "ciudades tontas" y, consecuentemente, en potenciadoras del desempleo.
Tanto es así, que ninguna de las dos aparece bien posicionada en los últimos y más prestigiosos rankings mundiales de ciudades inteligentes.
Puesto que Madrid está desaprovechando oportunidades de negocio, que podrían haber supuesto la creación de más de 150.000 puestos de trabajo, al paralizar importantísimos proyectos relacionados con el desarrollo urbanístico sostenible, por ejemplo, la operación Chamartín, el edificio España, etc.
Recordemos al respecto que desde que Ahora Madrid desgobierna la capital de España, el paro en Madrid está subiendo. En relación con ello, se ha producido un hecho inédito ya que en los últimos trimestres la tasa de desempleo de Madrid capital ha superado a la de la Comunidad Autónoma madrileña por primera vez en la historia.
Y en el caso de Barcelona, el 'modelo okupa' se está imponiendo a marchas forzadas, porque la progresiva implantación de este arquetipo antisistema cuenta con el apoyo total del gobierno de la ciudad.
Aunque el mayor problema que acarrea esta nefasta gestión municipal es la imagen en forma de inseguridad jurídica que Madrid y Barcelona están transmitiendo a todos los potenciales inversores internacionales.
¿Cuál es el plan urbanístico de referencia en Madrid?
De todas formas, no es sorprendente que se estén paralizando proyectos inmobiliarios, debido a que el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid no ha adoptado como referencia de gestión urbanística el Plan General de Ordenación Urbana vigente, pero contradictoriamente tampoco ha sido capaz de diseñar un nuevo plan alternativo que pueda abordar las actuales necesidades urbanísticas de la capital.
Por consiguiente, esta ausencia de directrices y pautas de gestión urbanísticas está creando confusión y sobre todo desconfianza por parte de los promotores y demás actores profesionales relacionados con el sector.
A todo ello, hay que sumar la incapacidad demostrada por las regidoras de los dos ayuntamientos más importantes de España para tomar decisiones que favorezcan a la ciudadanía.
La solución la tiene el PSOE, revocando el pacto de gobierno que suscribió con Podemos.
