
Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible celebrada en Río de Janeiro en 2012, la mitad de la humanidad vive en ciudades. La población urbana aumentó desde los 750 millones que aproximadamente la constituían en 1950 hasta los 3.600 millones en 2011. Se estima que hacia 2030 casi un 60% de la población mundial residirá en zonas urbanas; en España lo hace ya más del 80%, según datos del Atlas Estadístico de las Áreas Urbanas de España del Ministerio de Fomento.
Una parte muy relevante de los servicios públicos son prestados desde las ciudades. Sin embargo, éstas están sometidas a una triple tensión: la dificultad para obtener recursos en un entorno fiscal poco favorable, el aumento de las exigencias de la demanda y la necesidad de una actuación respetuosa con el entorno. La incorporación de la tecnología en el día a día de la ciudad es parte de la respuesta a estos retos al introducir dosis crecientes de eficacia y eficiencia, facilitar una redefinición de los servicios que los hace más sostenibles e incrementar la satisfacción ciudadana. Representa, además, la oportunidad para generar una industria capaz de disputar el liderazgo mundial en este campo, una oportunidad para el crecimiento económico y la generación de empleo.
Un mercado en expansión
Las Ciudades Inteligentes constituyen un mercado en expansión al ser el entorno ideal para generar productos y servicios innovadores, en su definición podrán participar administraciones, ciudadanos, empresas, proveedores de servicios e industria tecnológica.
La existencia de datos abiertos proporcionados por servicios municipales, empresas proveedoras, redes de sensores y ciudadanos abrirá la posibilidad de innovación a todos los agentes. El profesor del MIT, Eric von Hippel, al analizar la contribución a la innovación de fabricantes, suministradores y usuarios demostró que la cuota de innovación de cada uno de ellos variaba en función del sector. En algunos sectores -los instrumentos científicos, por ejemplo-, los usuarios resultaron ser responsables del 78% de las innovaciones; en otros, eran mayoritariamente suministradores o fabricantes.
En el caso de las Ciudades Inteligentes asistiremos a un proceso de innovación distribuido de enormes posibilidades ya que el nivel de datos aportados por el conjunto de actores es muy significativo. Presenciaremos a una auténtica reinvención de las relaciones entre ciudadanos, empresas, proveedores, trabajadores públicos y responsables locales; unas relaciones que serán más ricas y más intensas.
El papel de España
Para articular estas oportunidades e impulsar el desarrollo de una industria española de Ciudades Inteligentes, el Gobierno ha apostado por poner en marcha un Plan Nacional de Ciudades Inteligentes. Europa, y destacadamente España, parten de experiencias de transformación muy relevantes y cuentan con una industria capaz de responder a los retos que hemos descrito. La UE calcula que más de la mitad de las 468 ciudades mayores de 100.000 habitantes tienen iniciativas en este ámbito.
España no solo es reconocida por el número y relevancia de sus experiencias, también cuenta, junto a un rico conjunto de proyectos, con un nutrido tejido asociativo. Cabe destacar el esfuerzo que empresas y ayuntamientos están desarrollando para definir estándares e indicadores en el seno del Grupo Técnico de Normalización 178 de Aenor. Son relevantes iniciativas como la Alianza Inercia, una alianza multisectorial coordinada por la Comisión de Smartcities de Ametic, y la plataforma tecnológica es.Internet, que han constituido grupos para debatir y acordar estrategias que acercan las capacidades empresariales a las necesidades de las ciudades. Es destacable la puesta en marcha de IntelligenTIC, de Conetic, que promueve la integración de soluciones implantadas por pymes y fomenta los productos y servicios interoperables para incrementar el retorno de la inversión de las ciudades.
En el ámbito municipal se ha impulsado la Red Española de Ciudades Inteligentes, una auténtica innovación institucional que ha merecido atención internacional. Gracias a esta iniciativa, los ayuntamientos han elaborado un diagnóstico de lo que debe ser una Ciudad Inteligente basado en la integración de muchos puntos de vista y decantado por multitud de aproximaciones. Una experiencia que ha resultado de gran utilidad en el diseño de las políticas de Ciudad Inteligente.
Es particularmente reseñable el trabajo y la visibilidad internacional alcanzados por nuestro país gracias a la Fundación Mobile World Capital Barcelona, un activo que España potenciará y por cuya continuidad trabajará.
Por otra parte, el mercado de soluciones y servicios TIC ligados a Ciudades Inteligentes crece de forma continuada, permitiendo desarrollar y consolidar la industria y contribuyendo a alcanzar el objetivo recogido en la Estrategia Europa 2020: conseguir que el sector industrial represente el 20% del PIB en el año 2020.
Liderando Europa
Las ciudades españolas y la industria que les da soporte ostentan una posición de liderazgo en Europa. Hasta ahora el Ministerio de Industria, Energía y Turismo ha impulsado acciones en esta área de forma aislada. Con el Plan Nacional de Ciudades Inteligentes no solo se amplía el alcance de las medidas en marcha y se lanzan nuevas medidas, dotadas con 153 millones de euros, también se establece la estrategia conjunta de la Administración, y se promueve un foro de diálogo permanente con municipios y sector privado. El Plan obedece a un esfuerzo coordinado de diversos organismos del Ministerio de Industria, Turismo y Energía con competencias en Ciudades Inteligentes; la redacción del mismo es fruto del trabajo conjunto de administraciones, asociaciones de ciudades y representantes de la industria; y su propósito es ayudar a las entidades locales en los procesos de transformación hacia Ciudades y Destinos Inteligentes.
Con el fin de mejorar la coordinación de los diagnósticos y esfuerzos realizados por los distintos agentes, el Plan establece la creación del Consejo Asesor de Ciudades Inteligentes. En este nuevo organismo estarán representados tanto los principales agentes del Ministerio -Setsi, Red.es, Segittur, idea y EOI- como las entidades locales y los representantes de la industria. Se trata de un órgano asesor y consultivo que contará con la visión de todos los agentes implicados, y cuyos informes y estrategias contribuirán a conformar la posición española en foros internacionales, coordinar esfuerzos y favorecer la participación de administraciones, empresas, expertos e industria.
El objetivo último del Plan es incrementar aportación del sector industrial de las Ciudades Inteligentes al PIB, promoviendo su crecimiento, así como el tamaño de sus empresas y su capacidad de exportación. Para ello se promoverá la estandarización y la interoperabilidad; las actuaciones con el tamaño y especialización suficiente para ser exportables, la concentración de recursos en áreas novedosas y las políticas activas de reutilización de soluciones.
Otros aspectos capitales que aborda el Plan Nacional de Ciudades Inteligentes son el establecimiento de indicadores que hagan visibles las mejoras en la gestión, costes y calidad de los servicios prestados, la identificación de los inhibidores normativos que dificultan el desarrollo de los nuevos modelos de negocio y la mejora de la normativa técnica necesaria para facilitar su desarrollo. Se contribuye de esta forma a que el peso del sector industrial en el PIB español sea del 20%, según queda recogido en el PNR 2014 y en la Agenda para el Fortalecimiento del Sector Industrial en España.
La Ciudad Inteligente es una oportunidad para mejorar la calidad de vida de las personas, la sostenibilidad, la accesibilidad y el desarrollo industrial; el Plan Nacional de Ciudades Inteligentes da forma a ideas, experiencias y recursos de administraciones, asociaciones de ciudades e industrias, una conjunción que nos permitirá desarrollar todo su potencial.