
Toda sociedad, toda nación, y España no es una excepción, es puesta a prueba cada día por las circunstancias. Unas circunstancias que, por muy complejas y adversas que sean, pueden sortearse con un conjunto de estrategias. Pienso en estrategias y decisiones no sólo referidas al Gobierno que en cada momento esté al frente, sino a todos y cada uno de los actores implicados en las instituciones de un país en el sentido más amplio. El diario elEconomista cumple 9 años. Descargue el especial aniversario
Es importante recalcar esta visión plural de la sociedad española también porque si juntos hemos sufrido y peleado contra la adversidad, juntos podemos empezar a compartir algunos avances. 2014 ha sido el primer año de creación de empleo desde 2007, con 434.000 nuevos ocupados han encontrado una nueva oportunidad después de siete años de crisis.
Nos queda aún un camino inmenso por recorrer. Esto es innegable. Pero también es cierto que estamos avanzando en la buena dirección. Hoy uno de cada dos europeos que sale del paro lo hace en nuestro país cuando en 2011 siete de cada diez parados europeos eran españoles.
Evitar el rescate
Juntos tuvimos la determinación para evitar el rescate de España fue nuestra primera gran gesta colectiva que nos ha hecho más dueños de nuestro destino y blindar el corazón de nuestro sistema de protección social, poniendo a salvo cuestiones claves como las pensiones de nuestros mayores y que otros países rescatados no lograron evitar.
Después correspondía mirar con realismo la situación de esa España en la peor crisis de la democracia. Como país teníamos que darle la vuelta a esa situación. Y la única manera de hacerlo era sumando voluntades, como un conjunto de ciudadanos comprometidos, conscientes de los desafíos y de la responsabilidad de cada uno en ese proceso.
Por ejemplo, trabajadores, empresarios e interlocutores sociales se han esforzado estos años a través del diálogo para salvar empleos y empresas a través de medidas de flexibilidad alternativas al despido.
Este Gobierno, por su parte, ha puesto en marcha una amplia agenda reformista en un tiempo récord. Hoy resulta paradójico que quienes nos llaman conservadores sean los que más resistencia oponen a cambiar el status quo, cambiar lo que no funcionaba. Reformas para mejorar la competitividad de nuestras empresas y la eficacia de nuestras Administraciones y para garantizar la solvencia del sistema financiero. Reformas que, sobre todo, perseguían buscar soluciones para sostener en medio de la crisis nuestro Estado del Bienestar.
Pero gracias a estos cambios podemos afirmar que hoy se crean nuevas empresas y sube el empleo entre hombres, mujeres, asalariados y autónomos. En todos los sectores y todas las regiones. Podemos decir que se creó empleo creciendo la economía a una tasa del 1,4%, cuando antes de la reforma laboral de 2012 muchos veían imposible que España creara empleo con un crecimiento del PIB inferior al 2,5%.
Nada de esto es fruto de azar ni tampoco de la casualidad. Es, ni más ni menos, que el resultado de cientos de miles de decisiones de personas que creen en sí mismas y las unas en las otras. Unas desde el Gobierno y otras desde la sociedad civil.
Empleo de calidad
Los españoles queremos, ¡necesitamos! empleo de calidad para competir en talento y tener prosperidad en un mundo global. Y es cierto que es una ambición sólo cumplida en parte.
La lucha contra la temporalidad sigue siendo hoy una batalla abierta. Aunque no es menos cierto que tres de cada cuatro asalariados, el 75,8% del total, tiene un contrato indefinido, 2 puntos más que al comienzo de la Legislatura y que la contratación indefinida en 2014 creció casi un 20%.
Los españoles sabemos de sobra que nos quedan metas por alcanzar. Y por eso desde el Gobierno estamos impulsando la segunda generación de reformas en el ámbito del empleo. La modernización de las políticas activas de empleo, una verdadera reforma silenciosa del mercado de trabajo.
Necesitamos políticas activas más eficaces que basadas en un modelo de formación transparente, tratamientos personalizados de búsqueda de empleo y servicios de intermediación adecuados que aceleren el retorno al empleo.
Un camino que hemos iniciado, pero en el que sabemos que queda mucho por recorrer. Muchas familias lo siguen pasando mal y son nuestra prioridad: la recuperación no será suficiente hasta que no se extienda a todos. Los interlocutores sociales y el Gobierno ya han mostrado su compromiso con el Programa extraordinario de activación puesto en marcha el pasado diciembre, en colaboración con las comunidades autónomas. El nuevo programa prevé beneficiar a más de 400.000 desempleados e incorpora importantes novedades como un tutor personalizado o la posibilidad de compatibilizar empleo y prestación.
Rebaja de cotizaciones
Y para favorecer la creación de empleo estable, impulsamos una nueva rebaja de cotizaciones progresiva para los nuevos contratos indefinidos: los primeros 500 euros de base de cotización quedarán exentos. Gracias a ello facilitaremos la contratación de los colectivos más vulnerables, aquellos donde se concentra más el paro y la temporalidad porque carecen de experiencia o de formación, o llevan más tiempo en desempleo.
Sin duda, a los españoles nos importa nuestro futuro. Sabemos que nada ocurrirá sin la concurrencia de nuestro compromiso, nuestra ambición y nuestros valores. Valores como la perseverancia, la confianza o la solidaridad de unos con otros han sido ya el combustible fundamental de este cambio de ciclo.
Fátima Báñez, ministra de Empleo y Seguridad Social