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Una decisión acertada del BCE: merece un voto de confianza

  • El estímulo de Draghi no exime de responsabilidad a los países beneficiados
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.

El sector financiero inició el año con la noticia, por parte del Banco Central Europeo, del lanzamiento del programa Quantitative Easing (QE), también llamado programa de alivio cuantitativo, que conlleva la compra masiva de deuda pública desde marzo de este año hasta finales de septiembre de 2016. El presidente del regulador bancario europeo, Mario Draghi, anunció que este plan alcanzará los 60.000 millones de euros mensuales entre activos públicos y privados.

La medida busca dinamizar la actividad económica en la Unión Europea y acabar con la deflación en los países de la Eurozona. En la práctica, el BCE adquirirá, a lo largo del todo el año, bonos emitidos por los 19 Gobiernos de la zona euro. En el caso de España, el nuevo plan supondrá la adquisición de unos 100.000 millones en bonos del tesoro, el 10% de la deuda pública del país.

Cabe preguntarse, sin embargo, cuáles serán los efectos de la medida en las economías familiares. ¿Ha sido una medida acertada? Lo cierto es que todavía habrá que esperar para observar resultados, pero es indudable que tal inyección de liquidez acabará notándose en la economía real.

El motivo es simple; la irrupción de un comprador como el BCE en el mercado encarece los bonos del Estado, lo que se acabará reflejando en una caída de los tipos de interés. La bajada de los tipos supondrá un impulso para que las entidades bancarias vuelvan al negocio recurrente. Es decir, los bancos dispondrán de muchos más incentivos para agilizar la concesión de préstamos y créditos a los profesionales y a las familias. Los fondos de inversión también experimentarán un crecimiento, dado el escaso rendimiento de los depósitos.

La medida tomada por el BCE es una inyección de liquidez que busca llenar las arcas de bancos e inversores para que, con mayores ingresos y mayor liquidez, los ciudadanos aumenten la demanda interna, reactivando así el consumo, el empleo y en última instancia, la inflación se vea reducida.

Si nos ceñimos a los datos de los que disponemos, que no son pocos, la decisión del regulador bancario es acertada. Los expertos apuntan que los resultados no serán visibles hasta 2017, y hay quienes opinan que no serán los esperados, pero, sin ningún lugar a dudas, el programa pretende convertirse en un salvavidas que ayude a mantener a flote las economías europeas hasta que ellas mismas consigan un crecimiento sostenido.

Sin embargo, no debemos olvidar que esta inyección a la economía europea no exime de responsabilidades a los Gobiernos de los países beneficiados. Draghi ha dejado claro que la política monetaria debe ir acompañada de lo que ha dado en llamar "reformas estructurales".

Es posible que abrir finalmente el grifo del crédito no tenga los resultados esperados. Se trata de medida sin precedentes en la historia de la moneda única europea, que hace unos años dio muy buenos resultados en Estados Unidos.

Ciertamente, Europa no es América y el BCE no es la Reserva Federal, pero vistas las excepcionales circunstancias que estamos viviendo, el BCE merece un voto de confianza.

Mariano Muixí, director general de Arquia Banca.

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