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Los bancos centrales marcan el ritmo

  • El primer mandato del BCE, el objetivo de estabilidad, en un segundo plano
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.

El nuevo curso comienza con una economía global que no disipa las dudas ya existentes durante el pasado año. La ralentización y el estancamiento parecen ser condicionantes lo suficientemente potentes para que cualquier circunstancia o acción puntual, independientemente de su procedencia, genere incertidumbre y miedo en el mercado, produciendo caídas importantes en las principales plazas.

Lo que no ha cambiado y parece que perdurará durante un largo periodo de tiempo es el intervencionismo por parte de los bancos centrales, que se erigen de nuevo en 2015 como los principales condicionantes positivos que moverán al alza los mercados de manera indirecta ya que el principal objetivo son las mejoras económicas en sus respectivas zonas de control.

Estados Unidos parece retirarse de las políticas de estimulo monetario y realizar un vuelco brutal en su política económica valorando una más que factible subida de tipos de cara al 2015, siempre teniendo en cuenta el mismo dato por el cual comenzó desde la primera a la ultima QE, el desempleo, que actualmente está situado en el 5,8%. Los niveles acelerarán o dilatarán más en el tiempo la subida.

Diferencias entre EEUU y Europa

Europa, por el contrario, exhibe en estos momentos una política monetaria radicalmente distinta. El primer mandato del BCE, la inflación, ha pasado a ser discretamente un objetivo secundario y lo que más importa en estos momentos es consolidar el tímido crecimiento que se esta dando en varias regiones. Sin embargo, gran parte del esfuerzo que el BCE esta llevando a cabo esta pasando desapercibido para la economía real ya que la cadena de transmisión, como es el sistema financiero, se encuentra centrado en otros objetivos.

La QE a la europea acoge por el momento las esperanzas de muchos países para acabar de ofrecer la chispa a sus economías que acabe por encender el difícil fuego del consumo interno, la banca, como comentamos, juega un papel crucial en todo ello.

La región mira todavía con recelo al recién elegido Gobierno heleno para ver de qué forma se puede llegar a un acuerdo entre deudores y acreedores. Una hipotética salida del euro por parte de Grecia tendría sin duda unas consecuencias mayores por ser la primera economía en abandonar el euro que por el propio hecho de dejar de formar parte de la moneda única.

El BCE ya ha matizado que, pese a que uno de los mandatos de su QE es comprar deuda de calidad investment grade, algo que deja fuera la deuda chipriota y griega, las condiciones son flexibles para economías que estén implantando medidas de ajuste.

El precedente ya está marcado y por mucha incertidumbre que se pueda generar respecto a las diferentes economías, mercados, precio del petróleo, depreciación del euro, etc.

2014 nos ha enseñado que en mercados volátiles y cuando todo el mundo espera el florecimiento de algún tipo de nueva crisis, salen los bancos centrales a la palestra y bien con acciones o con una dialéctica encaminada a contagiar positivismo, transforman las adversidades en palabras que hacen ver un futuro económicamente más prometedor. El precedente es Estados Unidos, de las pocas economías que muestran una mejora económica. El BCE parece no tener otra alternativa seguir sus pasos.

Jorge López, analista de XTB.

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