
Por fin alguien toma decisiones. No voy a entrar en si es bueno que haya QE europeo o no. Pero alguien tenía que mover ficha. Draghi ha puesto el balón en juego y no ha sido el típico saque de honor: ha chutado directo a la portería.
La cuantía de la inyección monetaria está incluso por encima de las expectativas más optimistas. Serán 1,1 billones de euros de aquí a septiembre de 2016, no a diciembre. Y a ritmo de 60.000 millones al mes, no los 50.000 millones que se había filtrado.
Pero lo importante ha sido, como siempre ocurre con los banqueros centrales, lo que ha dicho entre líneas: que su objetivo es cumplir su mandato, no un importe concreto. Y lo ha recordado: "La estabilidad de precios definida como una inflación superior al 1% y menor al 2%." Pues imagínense lo que hará falta para volver a meter la pasta en el tubo cuando el IPC de la zona euro es actualmente del -0,2% y el crecimiento es un débil 0,2% positivo.
Pese a que gran parte de lo anunciado era ya esperado por el mercado, y había sido parcialmente filtrado, el hecho no ya de no defraudar, sino de venirse arriba es una novedad en el BCE. Y las novedades cotizan al alza, que es lo que han hecho los bonos europeos, las acciones y el dólar.
Si lo que quieres es impacto, nada como el efecto sorpresa. Y si has perdido mucha credibilidad (como es el caso) y el mercado piensa que vas a inyectar medio billón de euros, vas y les sorprendes con un billón y pico. Y claro: suben las bolsas, lo cual, digan lo que digan los sadomonetaristas, es bueno para la economía. La bolsa es una importante fuente de financiación para las empresas. Además ¿qué tiene de malo que aumente el valor de los ahorros de la gente, que está compuesto en parte por acciones y bonos? No es cierto que sólo se beneficien "los ricos".
Desvelado el secreto del QE europeo, ahora lo importante es tener una idea de cuál puede ser la evolución de los mercados, una vez rubricado -y con nota- lo anunciado extraoficialmente.
Tras la sorpresa positiva inicial, a corto plazo el impacto será moderado. Eso si los inversores no hacen bueno lo de "comprar con el rumor y vender con la noticia". No es descartable que el mercado realice beneficios. Pero lo importante son los efectos a medio plazo. Yo creo que, pese a sustos preelectorales y Grecias de por medio, serán positivos.
Este QE llega tarde y a rastras. Pero no mal. El importe es potente, coincide con el maná que supone para Europa la caída del precio del petróleo y encima ahí está la caída del euro. Si el petróleo se mantiene en el entorno de los 40 euros por barril, el automovilista medio europeo recibe un aumento de sueldo indirecto de entre un 3% y un 4% anual. Siempre he dicho que mejor bajar impuestos con cargo a los michelines del Estado que imprimir billetes, y que esto último es un mal menor. Es más: QE sin bajadas de impuestos no es suficiente para animar la depauperada demanda europea.
Afortunadamente, a falta de valentía política, ahí está la OPEP, dispuesta a eliminar a la competencia tirando por el suelo el precio del petróleo. La suerte también interviene en la economía. Y si el euro baja otro 10%, a nuestros exportadores empezará a compensarles el precio del billete de avión para ir a vender a otros países.
Además el QE se produce justo cuando empiezan a notarse los efectos del mini QE anterior, dirigido a fomentar la refinanciación empresarial (TLTRO) y a descargar la mochila de ladrillo de los bancos, comprándoles créditos (compra de ABS). La demanda de crédito europea ha pasado de decrecer a mostrar ahora un modesto crecimiento. Pero irá a más cuando empresas de calidad crediticia mediana puedan obtener recursos ajenos a un coste ínfimo en el mercado de bonos gracias al QE. El ADN del empresario o del directivo avezado hará el resto.
El QE estaba parcialmente descontado. No era ése el caso de la respuesta a la pregunta sobre cuál va a ser el efecto coordinado de la ecuación: QE, petróleo barato, euro competitivo y bajada radical de los costes financieros. En otras palabras, cómo, cuándo y en qué medida afectará a los resultados de las empresas europeas y a la capacidad de consumo de los ciudadanos de la zona euro.
Y también el mensaje de Mario Draghi a los políticos: "Yo he puesto la pelota en juego: ahora les toca a ustedes" ¿Estarán a la altura de las circunstancias? Ahí es donde casi todo puede fallar. En cualquier caso, al igual que haber anticipado el QE antes de que se produjera ha marcado la diferencia en los últimos doce meses, anticipar lo que va a ocurrir con todo lo anterior marcará la diferencia de aquí a fin de año.
Víctor Alvargonzález, director de Inversiones de Tressis SV y autor de '¿Y yo qué hago con mis ahorros?'. @AlvargonzalezV.