
España reduce sus malos humos. El INE señala que, en los últimos cinco años, la economía española ha reducido en un 14,7% su nivel de emisiones de gases con efecto invernadero. Un paso todavía pequeño si nos comparamos con algunos de nuestros vecinos de la UE, pero que indica que estamos en el camino correcto en la carrera hacia la sostenibilidad.
Por ramas de actividad, el sector de transporte y logística ha sido el que ha experimentado un mayor descenso, superior al 25%, frente al resto de actividades. De hecho, las mayores cantidades de CO2 emitidas en territorio español correspondieron al suministro de energía eléctrica, gas, vapor, aire acondicionado y agua. Desde la Asociación Internacional del Transporte por Carretera (Astic) consideramos que este avance en materia de impacto ambiental marca una senda fuera de toda discusión. Esta declaración de intenciones es relevante porque procede de un sector que durante décadas ha soportado en exclusiva el papel de sospechoso habitual en materia de medio ambiente.
En los próximos meses asistiremos a un nuevo reverdecer de presiones fiscales asociadas a las emisiones de CO2. No se trata de un vaticinio -aunque algo de ello tiene- sino de un interpretación de la agenda política de la UE y, más concretamente, de nuestro país.
La presión social (y electoral) se está traduciendo en una revisión de los impuestos directos que todos aplaudimos. El problema se concentra, como es habitual en estos casos, en los impuestos indirectos. Con los objetivos de control de déficit fuera de toda discusión, la Administración intentará -una vez más- recaudar con una mano lo que no puede con la otra. Y ahí, el sector del transporte por carretera se volverá a encontrar en la diana de la sospecha sostenida. Cuando apenas nos hemos recuperado del desgaste que ha representado la batalla del céntimo sanitario volveremos a ser llamados a la primera línea del fuego fiscal.
El descenso en emisiones de gases de efecto invernadero responde a factores de distinta naturaleza, que desde Astic queremos poner en valor. Sin olvidar el efecto de combustibles empleados por nuestros vehículos, que han evolucionando de forma radical en nuestros más de 50 años de historia como asociación gracias a la I+D en ese campo, lo más destacable es el tremendo esfuerzo inversor del sector del transporte en pos de un desarrollo sostenible, ecológico y económico que ha permitido e impulsado la profunda innovación tecnológica que ha experimentado el sector de automoción en los últimos diez años. Las empresas constructoras de vehículos no han dejado de avanzar en el diseño de motores y vehículos que son más eficientes. En definitiva consumen menos, ofrecen mejores rendimientos y reducen la emisión de CO2.
Las nuevas infraestructuras, la puesta en marcha de nuevas autovías, vías rápidas y túneles han mejorado de manera ostensible nuestro mapa de carreteras. Aunque creemos que aún hay mucho por avanzar en ese campo, es patente que ello ha permitido mejorar los tiempos medios de los desplazamientos sin incrementar la velocidad máxima. Este es otro factor fundamental para la reducción de emisiones asociado a nuestro sector. Pero quiero insistir en el esfuerzo realizado por el propio sector de transporte por carretera.
En momentos de tremenda dificultad las empresas han invertido en vehículos más eficientes, en sistemas de optimización de la gestión de flotas reduciendo mucho los km en vacío, y en formación del personal -sobre todo conductores- para adaptarlos a los nuevos medios y para mejorar su modo de conducción. Desde Astic queremos continuar en esta senda de sostenibilidad y seguir demostrando, año tras año, nuestro compromiso con la reducción de CO2 en coherencia con nuestro firme compromiso con el Pacto Mundial de Naciones Unidas del que somos firmantes.
Sabemos que nuestro negocio, al igual que la mayoría de las actividades empresariales, produce impactos sobre el entorno, pero consideramos que no debemos ser uno de los sectores más penalizados fiscalmente. Es necesario conseguir un horizonte de mejora en las emisiones en España, pero sin castigar a un sector estratégico de nuestro tejido económico, que transporta más del 85 por ciento de las mercancías de nuestro país a favor de la industria, el comercio y la economía en general. En Astic no escatimaremos esfuerzos para conseguirlo, con el apoyo de todos los agentes implicados en la actividad logística y transporte de nuestro entorno que quieran sumarse a este reto.
Ramón Valdivia, director general de ASTIC.