Firmas

En esta distopía las garantías de los DDHH dejan de existir en los estados

Julio Anguita, excoordinador general de IU. Foto: Archivo.

Con notable displicencia y desconocimiento, los portavoces del discurso oficial suelen catalogar a las propuestas económicas y sociales más ligadas a los Derechos Humanos como utópicas.

Parten de la idea de que utopía es algo irrealizable, cuando no un compendio de proyectos peligrosos e irracionales. Frente a ello, exhiben la racionalidad del mercado. Con notable ligereza obvian el impacto que sobre el medio ambiente tiene el dislate del crecimiento sostenido o las evidencias de las progresivas desigualdades sociales mundiales y en el interno de los Estados.

Ante nuestros ojos se está constituyendo una sociedad en la que los logros globales de la economía son objetivos a los que se debe supeditar cualquier otra consideración. El Estado de Derecho está siendo sustituido por acuerdos entre corporaciones multinacionales que se constituyen en normas de obligado cumplimiento por lo poderes políticos de extracción democrática. Repasar el proceso de involución en los derechos económicos y políticos que viene desarrollándose desde la década de los setenta y en paralelo con el incremento de los intercambios comerciales y financieros regidos por la ley del más exacerbado laissez faire, es tener la constatación de que el inminente y oscuro Tratado de Libre Comercio entre EEUU y la UE es el pórtico a una nueva era histórica que puede calificarse, sin exageración, como la del comienzo de la distopía; es decir la de una nueva época de utopía negativa.

En esta distopía las garantías de los DDHH dejan de existir y los Estados-Nación se limitan a ser los gendarmes. La distopía que va emergiendo entre el delirio de los adoradores de la economía como ciencia exacta a la que se debe supeditar cualquier otra consideración y la pertinaz reincidencia de un discurso contestatario propio de otras épocas, va corporeizando lo que Orwell vaticinara en su 1984, pero en este caso para una sociedad en la que el precariado es la inmensa mayoría.

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