Firmas

'Podemos' y la socialdemocracia

Pablo Iglesias, actual secretario general de Podemos.

El abanico de las opciones ideológicas es, desde hace tiempo, considerablemente polisémico ya que determinados términos identificatorios -derecha, izquierda, centro, liberalismo, socialismo, socialdemocracia- son rameras que cohabitan con diversas significaciones. El socialismo ha servido para identificar a los regímenes comunistas totalitarios y a las tibias socialdemocracias europeas. Y se llaman liberales tanto los demócratas norteamericanos, cercanos a la socialdemocracia, como algunas formaciones europeas de extrema derecha?

Así, cuando Podemos expresa que pretende ocupar el espacio socialdemócrata, revela una inclinación relativa -quiere decirse que renuncia a adoptar posiciones radicales de cualquier signo- pero no queda claro lo que pretende expresar. Tampoco se dispone de un programa consolidado de Podemos, ya que las propuestas originales -sobre la renta básica, el pago de la deuda, el tratamiento de los desahucios hipotecarios, etc.- han sido moduladas y matizadas por los distintos portavoces de la organización en tanto se confeccionan los programas definitivos.

De cualquier modo, parecería lógico interpretar que el partido pilotado por Pablo Iglesias quiere asemejarse a la izquierda cercana en la Unión Europea, dado que -eso sí ha sido explícito- ya ha descartado cualquier pretensión de acercarse a las formulaciones 'progresistas' de América Latina, que se han producido en un contexto muy distinto y en países de un desarrollo político y social muy diferente.

En estas circunstancias, ¿cómo debe interpretarse la confesión socialdemócrata de 'Podemos'? ¿Y en qué se diferenciaría esta nueva formación de la socialdemocracia clásica que exhibe el PSOE? A todas luces, la nueva formación aspira a formar un centro-izquierda más radical, más resolutivo, sin servidumbres ni adherencias con el sistema establecido, capaz sin embargo de interesar a un sector del centro del espectro sociológico de este país.

Nada es nuevo bajo el sol, y en Europa la socialdemocracia de posguerra ulterior a la Segunda Guerra Mundial experimentó una evolución desde el marxismo hasta la aceptación del capitalismo como marco referencial, que habría que gestionar con racionalidad económica modulada con criterios de igualdad y de solidaridad. El punto de inflexión estuvo, como es conocido, en el congreso de Bad Godesberg que celebró el SPD en noviembre de 1959. Felipe González provocó parecida transformación en el PSOE en el XXVIII Congreso, en mayo de 1979, cuando propuso sin éxito el abandono del marxismo ante una oposición capitaneada por Luis Gómez Llorente y Pablo Castellano; se formó una gestora que convocó un congreso extraordinario en septiembre de aquel mismo año, en el cual González volvió a la secretaría general y el PSOE se definió como socialista democrático, estructurado a la manera federal.

Poco después, en mayo de 1981, el socialista Mitterrand se convirtió en presidente de Francia, formó gobierno con los comunistas y nombró primer ministro a Pierre Mauroy, quien emprendió una política radical, que incluía nacionalizaciones de bancos y empresas, así como medidas económicas voluntaristas que no tuvieron en cuenta los criterios de racionalidad económica (se aumentaron de forma relevante el salario mínimo y la ayuda familiar, se creó un impuesto a las grandes fortunas que produjo deslocalizaciones, se redujo arbitrariamente la jornada laboral y se rebajó la edad de jubilación?) y que generaron serio desempleo y un imparable déficit público, lo que obligó a adoptar reestructuraciones y recortes? El modelo fracasó y en 1984 Mauroy tuvo que dimitir tras los malos resultados electorales del PS y de fuertes disensiones internas en el partido. El nuevo primer ministro, Laurent Fabius, rectificó el rumbo? Y Felipe González, presidente del Gobierno español desde diciembre de 1982, aprendió la lección y se aplicó a gestionar la economía de mercado con criterios de racionalidad económica, abogando por la cohesión social, por una redistribución de rentas sostenible, por la reconversión de sectores económicos obsoletos y por el ingreso en las Comunidades Europeas, que consiguió en 1986, lo que terminó de provocar la modernización de nuestro sistema socioeconómico.

Con estos antecedentes, cuando se habla hoy aquí de socialdemocracia se tendrá que precisar qué quiere decirse. En Europa, el término indica hoy una opción política compatible con la pertenencia a la Unión Europea y a la zona euro, así como con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Podemos tendrá, en fin, que explicar el significado de las palabras. Sobre todo de aquellas que tienen más de una interpretación.

Antonio Papell, periodista.

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