Firmas

La decisión de invertir en renta variable

  • La apuesta por la renta variable conlleva riesgos y aumenta el estrés del inversor
Imagen de iStock.

La evolución de la renta variable española en el último año medida a través del selectivo Ibex 35 ha sido muy positiva, con alzas de un 16% aproximadamente desde octubre de 2013 hasta la actualidad. Acceder a la renta variable está al alcance de cualquier interesado gracias a una gran variedad de productos o instrumentos de inversión, más o menos complejos, que ofrecen diferentes perfiles de riesgo donde, los más arriesgados ofrecen también un mayor potencial de rentabilidad y viceversa.

Ahora bien, a la hora de invertir en renta variable es indispensable prepararse para asumir pérdidas. Es evidente que al ser variable puede tener un rendimiento positivo o negativo. El ser humano no está preparado psicológicamente para perder porque no es algo innato en nuestra naturaleza, pero sí se puede aprender y aceptar. La inversión en renta variable conlleva la posibilidad de perder y, en ese caso, aumenta el estrés del inversor, lo que puede afectar a sus próximas decisiones de inversión. De lo que se trata es de perder poco, aunque sean muchas veces, y ganar mucho, aunque sean pocas veces, para tener un resultado positivo y sostenible.

Una planificación financiera

Una vez asumidos los riesgos, es necesario hacer una planificación financiera para conocer la situación personal, poder adquisitivo, capacidad de inversión y expectativas futuras. De esa planificación saldrá la posibilidad o no de destinar un efectivo a la inversión en renta variable.

Por otro lado, las capacidades personales y situación profesional limitarán el tiempo que se puede dedicar al seguimiento de la inversión y, por tanto, condicionará el tipo de operativa y los productos a utilizar. Un asesor financiero nos puede ayudar a hacer la planificación financiera para empezar a tomar las decisiones acertadas. Los estudios más recientes sobre lo que se denomina las Finanzas Conductuales (Behavioral Finance) indica que el éxito de la inversión en renta variable depende en un alto porcentaje (65%) de la psicología del inversor, un porcentaje menor (25%) de la gestión monetaria o la respuesta a la pregunta cuánto invertir, y un menor porcentaje (10%) al método de inversión o trading.

No obstante, hay que ser realista. El capital inicial destinado a la inversión en renta variable va a condicionar los rendimientos futuros. No es realista esperar tener plusvalías de 25.000 euros al año, si el capital inicial destinado a la inversión es de 50.000 euros porque se trata de una rentabilidad del 50% difícilmente recurrente. Otro caso distinto sería esperar ingresar los 25.000 euros al año partiendo de un capital inicial de 250.000 euros. A la luz de estos datos, es evidente que la toma de decisiones va a estar condicionada por el instrumento de inversión a utilizar, ya sean acciones, ETFs o fondos cotizados, fondos tradicionales, futuros o productos cotizados, entre otros.

De hecho, a medida que aumenta la cultura financiera del inversor, la inversión tradicional en acciones y fondos se ve complementada con productos más sofisticados que ofrecen una mayor variedad de estrategias, apalancamiento, o que dan acceso a activos más exóticos (materias primas, divisas).

Entre el abanico de instrumentos de inversión que dan acceso a la renta variable, los productos cotizados se posicionan como una alternativa viable e interesante para el inversor, ya que ofrecen transparencia y liquidez, es decir, son productos que cotizan en un mercado organizado y regulado como es la Bolsa y disponen de liquidez garantizada por un creador de mercado (Market Maker) que ofrece contrapartida continua, posibilitando así la negociación activa de los mismos.

Se trata de warrants, multi, inline o, recientemente, los stayhigh y los staylow, productos cotizados, todos ellos, que ofrecen un extra sobre la mera inversión en acciones, aunque ciertamente también necesitan de un estudio previo para su correcto uso. De hecho, son productos de inversión referenciados a un activo (ser acciones, índices, materias primas y divisas) que ofrecen la posibilidad de invertir al alza, a la baja e incluso, en mercados laterales y, además, en muchos casos, con un alto apalancamiento, lo que se traduce, en un efecto multiplicación que amplifica las variaciones del activo de referencia tanto a favor como en contra.

Francisco López Velayos, responsable de formación de productos cotizados SG-CIB España.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky