
Claves de la vigente coyuntura económica y de la estrategia anticrisis europea.
Ante las dudas que suscita la desaceleración europea, el profesor hispanoalemán Juergen B. Donges, expresidente del Consejo Alemán de Expertos Económicos, desgrana para elEconomista las claves de la vigente coyuntura económica y de la estrategia anticrisis europea.
¿Se dirige Europa a una recesión?
No. Ni la zona euro se dirige a una nueva recesión ni el resto de la UE. El ritmo de crecimiento previsto para 2015 es bajo, algo normal cuando tantas economías, incluida la española, tienen que efectuar todavía importantes reajustes en sus estructuras productivas. También es normal que la inflación sea baja cuando los países periféricos tienen que realizar la "devaluación interna" en forma de bajada de salarios, pensiones y precios que les ayude a recuperar la competitividad internacional perdida. Un crecimiento bajo no es recesión y una inflación baja no es deflación. Los que se muestran alarmados tal vez lo hagan porque quieren políticas fiscales expansivas (más gasto público financiado con deuda) por parte de los Gobiernos y la Comisión Europea y una política monetaria de expansión cuantitativa (compra de bonos estatales y corporativos).
¿Sería eficaz la expansión fiscal?
Las recetas de tipo keynesiano-krugmaniano no serían eficaces. No producen resultados sostenidos. El principal problema no está en el lado de la demanda, como en 2008 y 2009, sino en el lado de la oferta, estructuralmente deteriorada. Aquí sólo sirven políticas de oferta, de largo plazo: saneamiento de las finanzas públicas, reformas estructurales en los mercados e instituciones, eliminación de trabas burocráticas a la actividad, impulsos a la creación de empresas con capacidad de innovación, una buena formación profesional de los jóvenes en las empresas (sistema dual), una decisiva actividad I+D en las empresas y la unidad del mercado interno, entre otras.
Pero Alemania desacelera mucho...
Hay dos motivos. Uno, la complicada situación económica en Francia e Italia, mercados importantes para nuestras empresas. Dos, el conflicto ruso-ucraniano y las sanciones cruzadas entre Rusia y la UE. Al quedar cerrado este mercado, se ha deteriorado la confianza de las empresas alemanas, lo cual frena su inversión. Muchas adoptan una posición de wait and see o bien se van con sus planes de inversión a otras regiones, preferentemente a Asia. La previsible ralentización del crecimiento alemán puede afectar a los demás países del euro, pero sólo en la medida en la que éstos disponen de una cesta de productos para exportar que encaje con la demanda de empresas y hogares alemanes. No es el caso general. A España le tiene que preocupar mucho más la debilidad de Francia, dadas las intensivas relaciones comerciales entre ambos países.