Firmas

Draghi dijo ¡Basta!

  • Se necesita una política concertada de reformas estructurales

Algo debe recelar el BCE cuando a principios de septiembre saca de improvisto al escenario toda la artillería pesada; justo antes de la puesta en marcha de un nuevo programa de inyección monetaria al sector bancario mediante los TLTROs, a los que ahora añade la compra de Cédulas (CBRs) y una auténtica bomba, la compra de activos titulizados (Asset Backed Securities), bonos que engloban activos de diversos tipos y rating -incluidos créditos al sector inmobiliario- cocinados por los mismos masterchef de antaño: sector financiero y agencias de s que tan mal regusto nos dejaron con sus guisos y cuyos efectos tóxicos todavía arrastramos. Un salto mortal sin red del BCE por mucho que la intención declarada sea comprar solo los más transparentes, los conocidos como plain vanilla ABS.

El objetivo declarado de todas estas medidas es batir una situación predeflacionaria, en que la inflación subyacente para el conjunto de la UE marca un 0,9 por ciento, para anclarla en el 2 por ciento. Pero confundir la inflación vigorizante, resultado de un desajuste temporal de los factores de producción cuando la economía crece impulsada por una robusta demanda, con la taumaturgia de que aumentando la masa monetaria y desencadenando un proceso inflacionario consiguiéramos espolear la demanda, eso, me temo, es tan absurdo como poner el carro a tirar de los bueyes.

Pero el dislate es sólo aparente, porque las medidas monetaristas adoptadas el 4 de septiembre son sólo la coartada, el aguamanil de Pilatos, que le permite avanzar a Draghi el verdadero mensaje; aquel que en el turno de preguntas explicitó con toda rotundidad. Un recado claro y diáfano dirigido a los políticos. Señores, hasta aquí hemos llegado. Con estas medidas hemos agotado todos los cartuchos de los que disponemos y que nos permiten los estatutos del BCE para estimular la demanda por la vía monetaria. A partir de ahora les toca a ustedes, los políticos, acometer las reformas necesarias para relanzar la economía. Y cito: "Podemos facilitar todo el estímulo monetario, todas las facilidades de crédito que queramos? pero si un empresario necesita ocho meses para conseguir un permiso de apertura y después tiene que hacer frente a una imposición elevada, tengan por seguro que no solicitará crédito alguno" y continúa la cita: "Es imperativo reducir impuestos, especialmente aquellos con mayor capacidad distorsionadora y que repercuten negativamente en la actividad económica y proceder a cortar gastos en sectores que no generan crecimiento, primordialmente el gasto público". Los costes de no implementar las reformas necesarias son elevados, como señala Mario Draghi. "Altos niveles de desempleo y salarios que están a niveles del siglo pasado? de los años ochenta, para los que se incorporan al mercado de trabajo". Y una propuesta de gran calado dejada caer como quien no quiere la cosa: la pregunta del millón: "¿No sería mejor que las inevitables reformas estructurales fueran formuladas a nivel comunitario y su desarrollo estuviera supervisado de forma análoga a cómo se armonizan y controlan los presupuestos en los países miembros de la UE?"

En esta pregunta y en esta propuesta, reside el verdadero mensaje de su comparecencia. Más claro y alto no se puede decir. Sin reformas estructurales profundas y valientes las políticas monetarias por sí solas no nos sacarán del marasmo generalizado en que se encuentra la UE. Es necesaria una política concertada de reformas estructurales a nivel europeo con metas y mecanismos claros de implementación para superar la presente situación de empobrecimiento progresivo. En España el Gobierno ha recorrido buena parte de ese camino pese a muchos. Los buenos resultados están a la vista y reconocidos tanto por la OCDE como el FMI. El ministro De Guindos ha dejado claro cual es la política del Gobierno al respecto. "Hay que poner el énfasis en las reformas. Y para ello resulta imprescindible llegar a un nuevo pacto europeo".

Su próxima presidencia del Eurogrupo servirá para impulsar esa ineludible concertación de reformas estructurales a nivel comunitario. La única posible para salvar los escollos de tantas políticas alicortas y populistas nacionales mas interesadas en cortejar votantes que en sanear las estructuras. Un nuevo capítulo en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Una concertación indispensable para cimentar sólidamente esa prosperidad que nos permita seguir pagando el Estado de Bienestar del que disfrutamos y que constituye nuestro mejor logro y nuestro mejor patrimonio.

Ignacio Nart, analista financiero

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