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La economía europea minimiza su optimismo

El estado de la economía europea en el segundo trimestre enfría el optimismo que habían despertado los buenos datos del PIB en los primeros meses del año y las nuevas políticas de estímulo del BCE.

Las dudas sobre la recuperación económica europea vuelven a estar presentes tras conocerse los datos de PIB de la Eurozona, que nos muestran un raquítico incremento del 0,2% y con las principales economías, con la excepción de la española, mostrando niveles de crecimiento muy preocupantes. Con este escenario podemos dar por hecho que no se van a hacer esperar las voces que pidan a Mario Draghi dar un paso más en sus políticas de estímulo, con el objetivo de enderezar la situación en el segundo semestre del año y determinar si por fin nos encaminamos hacia una recuperación sostenible. Preocupantes son los datos de crecimiento en Europa si los sumamos a la baja inflación, que se situó en el mes de julio en un 0,4%, una décima por debajo del mes anterior.

Si desgranamos ese dato general por países, especialmente preocupante es el dato de crecimiento de la economía alemana, con una contracción del PIB del 0,2 por ciento (la primera reducción desde el segundo trimestre de 2012), que unido a un dato de IPC del 0,8 por ciento (marcando mínimos de 2010), enciende las alarmas sobre la locomotora de la economía europea. El frenazo económico alemán, abandonando el buen dato del primer trimestre en el que creció un 0,7 por ciento, se debe principalmente al comportamiento del sector exterior, ya que tanto el consumo privado como público aumentaron respecto al primer trimestre. Otra de las grandes preocupaciones es la economía francesa, que sigue estancada y no consigue repuntar a pesar de los esfuerzos del Gobierno galo para reactivar la economía vía aumento del gasto público. El consumo privado y la inversión siguen totalmente paralizados y únicamente es el gasto de las administraciones el que logra que su economía no se adentre en terreno negativo, lo cual sin duda va a ser un problema a la hora de conseguir cumplir el objetivo déficit a final de año. Para empezar el Gobierno ya ha anunciado que no cumplirán el objetivo déficit para 2014 y que peligra el de 2015. El mal escenario de la economía gala se completa con la contribución negativa que ha tenido el sector exterior en el segundo trimestre del año.

Frente a la mayoría de datos europeos cabe resaltar el buen dato de PIB español, con un incremento del 0,6 por ciento (dos décimas por encima del dato del primer trimestre y una décima por encima de las previsiones del Banco de España). Sin duda, nos encontramos ante una buena noticia, pero no podemos dejarnos llevar por el optimismo ya que nuestra economía sigue teniendo muchas tareas pendientes. Hay que reseñar que éstos buenos datos vienen dados por un aumento de la demanda nacional, con un crecimiento del consumo del 0,3 por ciento, y una menor aportación al crecimiento de las exportaciones, algo que rompe la tendencia de los últimos meses en los que el sector exterior era el encargado de tirar de la economía. No obstante hay dos factores muy negativos que siguen presentes en nuestro país: la tasa de paro y la caída en el nivel de precios. Con una tasa de paro del 25 por ciento no podemos, en mi opinión, hablar de recuperación y como mucho nos encontramos ante una ligera mejoría. Lograr que ese crecimiento económico se traduzca en una reducción del número de personas desempleadas es el principal reto de nuestra economía.

Muchas empresas se ven obligadas a bajar los precios como única manera de lograr aumentar las ventas ante la falta de demanda existente, haciendo que la inflación interanual retroceda cuatro décimas hasta el -0,4 por ciento en julio. Si no logramos mantener unos niveles de crecimiento aceptables hasta final de año podríamos situarnos en uno de los peores escenarios posibles: falta de crecimiento económico unido a caída en los precios.

Sin lugar a dudas los malos datos de crecimiento del segundo trimestre pondrán de nuevo el foco de atención en Mario Draghi. Tras la satisfacción con la que se acogieron sus últimas medidas de estímulo comenzarán a aparecer voces que exijan que el BCE dé un paso más en sus políticas expansivas, hay que recordar que es pronto para que el efecto de sus últimas medidas se haga notar en la economía real y previsiblemente esto no ocurrirá hasta el último trimestre del año. El margen de actuación del BCE es muy reducido, ya que se han utilizado muchas de las opciones de política económica convencional que tiene en su mano para tratar de reactivar la economía europea. En su día pudimos comprobar cómo funcionó a la perfección la ya famosa frase de Draghi: "haré todo lo que sea necesario" para devolver la tranquilidad a los mercados, pero en la actualidad esa tranquilidad en las bolsas y en el interés de la deuda pública no está siendo respaldada por crecimiento económico y muchos gobiernos presionarán para que el BCE comience su propia QE emulando a la Reserva Federal. Frente a este escenario hay que tener presente el importante crecimiento en el balance de activos del BCE desde el comienzo de la crisis financiera, por lo que el coste de llevar a cabo estas medidas puede ser alto. Un aspecto fundamental a la hora de explorar nuevos terrenos en las políticas del BCE es la presión que habrá entre los gobiernos europeos. Hay que prestar atención a si los malos datos de crecimiento en Alemania consiguen ablandar sus reticencias a que el Banco Central vaya más allá del control de precios, su principal cometido, y lleve a cabo políticas expansivas al estilo de la Reserva Federal estadounidense.Para terminar con las malas noticias en la economía europea hay que poner el foco en el conflicto geopolítico con Rusia, dada la importancia que tiene para nuestras exportaciones. Las nuevas restricciones al comercio impuestas a la UE hacen prever pérdidas millonarias en agricultura y sin duda no favorecerán al crecimiento económico. La gran dependencia que tienen el Centro y Norte de Europa del gas ruso hace que sea imprescindible buscar una solución al conflicto en los próximos meses, antes que comiencen a bajar las temperaturas.

Nos esperan meses decisivos con numerosos frentes abiertos y es fundamental que tanto los gobiernos nacionales como las autoridades europeas hagan esfuerzos y lleguen a un acuerdo para no quebrar la débil recuperación económica.

Carlos Fernández, analista de XTB.

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