Firmas

Criticar a Israel

  • La franja de Gaza es es una prisión donde malviven casi dos millones de personas

El Gobierno israelí da un brutal escarmiento a la población civil palestina, cuya única culpa es vivir en Gaza. Comete un crimen al aplicar de forma completamente desproporcionada un castigo colectivo. El rudimentario y escaso armamento de Hamas apenas puede ocasionar daños. No obstante, el primer ministro derechista, Benjamín Netanyahu, se sirve de las amenazas de Hamas para obtener de los israelíes su consentimiento para la masacre y la ocupación de los territorios palestinos. Y para que Estados Unidos y los países europeos aporten armas y amparo político. Acaba de solicitar a Washington 225 millones de dólares adicionales para financiar la producción de componentes de su escudo antimisiles Cúpula de Hierro. Con la aprobación de esa petición, la ayuda de EEUU para estos propósitos ascendería, sólo en 2014, a 500 millones de dólares. La desproporción de fuerzas es tan patente que hablar de una guerra es un tétrico sarcasmo.

Únicamente Estados Unidos puede convencer a Israel de hacer lo correcto. Sin embargo, lo impide su clara parcialidad, que obedece al poder judío en Washington y su ingenuidad. Su secretario de Estado, John Kerry, declaró la semana pasada que es necesario "atender los temas subyacentes" del conflicto palestino-israelí. Pero, entonces, ¿qué estuvo haciendo todo el año pasado, afirmando que iba a lograr la paz en Oriente Medio en doce meses? ¿Es que no ha entendido todavía qué está ocurriendo y por qué los palestinos están encerrados en Gaza?

La Franja de Gaza de unos 40 kilómetros de largo por 10 de ancho, es una de las zonas más superpobladas del mundo. Una prisión donde malviven hacinados casi dos millones de personas. Desde que en 2007 Hamas ganó las elecciones, los israelíes impusieron un bloqueo que impide a sus habitantes salir o entrar libremente, no permite el comercio exterior y restringe actividades básicas como la pesca. Esta tercera guerra desatada el 8 de julio no fue una legítima defensa de Israel. Se debió en realidad al fracaso hace tres meses de las negociaciones de paz del que el propio Kerry responsabilizó al gobierno israelí.

Ante esa situación, el moderado presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, en Cisjordania, y no reconocido por Hamás, anunció un gobierno de unidad que el movimiento islamista en Gaza decidió apoyar. Netanyahu, se opuso frontalmente a esta posibilidad. Más tarde, cuando tres estudiantes israelíes fueron secuestrados y asesinados en Cisjordania a mediados de junio, echó la culpa a Hamas de inmediato. Hamas acostumbra adjudicarse los atentados que ejecuta y en este caso no lo hizo. Respondió a la acusación de Netanyahu lanzando cohetes y el premier israelí contestó tomando Gaza por asalto.

Las víctimas -en ambos lados- merecen todo nuestro apoyo y solidaridad. Mas conviene recordar: los muertos palestinos superan a los israelíes, en razón de 27 a 1. La gran mayoría de las 1.147 víctimas palestinas han sido civiles, entre ellas muchos niños. La mayoría de los 43 israelíes muertos, militares. Lo más urgente es lograr un alto el fuego. Es peligrosísima la sensación de que lanzar cohetes comience a parecer la única forma de que los palestinos existan para los israelíes y la opinión pública mundial. La Autoridad Palestina pierde apoyo y gana terreno la opción violenta de Hamas.

La solución para una paz estable es política y requiere que Israel acepte como vecino un Estado palestino libre y viable. Como los árabes entendieron hace décadas que había que aceptar un Estado israelí.

Seguir fomentando asentamientos israelíes ilegales solo significa eternizar el conflicto. Al igual que incumplir la promesa hecha tras la guerra anterior, de 2012, al no levantar el bloqueo que ha convertido a la Franja en una prisión donde es imposible cualquier crecimiento económico. Hamas, por su parte, debe comprometerse a dejar de lanzar cohetes contra Israel y cumplir esa promesa.

Las críticas a Israel no pueden ser tabú. No tienen nada que ver con el antisemitismo. Se apoyará así a las víctimas inocentes de uno y otro lado. Y a los moderados que se niegan a la deshumanización del otro.

Junto a los radicales que predican la aniquilación de los palestinos existen en Israel sectores que reprueban en duros términos la conducta de su Gobierno en la Franja de Gaza.

Ninguna persona de bien en lugar alguno del mundo puede desear el menor daño a los judíos. Pero debe ser posible juzgar las acciones de su Gobierno como las de cualquier otro. Más aún si esos actos son a todas luces contrarios a las normas del derecho internacional.

Marcos Suárez Sipmann, analista de relaciones internacionales, @mssipmann

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