
Tras el escándalo de Gowex, muchas voces han salido para atacar sin justificación al Mercado Alternativo Bursátil (MAB) y a las entidades intervinientes; muchas de estas voces son claramente oportunistas y no tienen ningún menoscabo para realizar manifestaciones irresponsables.
El MAB es un mercado necesario, que hay que defender por ser útil, pues su objetivo es dotar de herramientas de financiación a las empresas con una dimensión menor a las cotizadas en el mercado continuo.
El hecho puntual consistente en que alguien se salte la normativa con hechos de tal gravedad como "falsear las cuentas y los documentos-contratos que las apoyaban" ha de ser mirado como tal; del mismo modo que cuando sufrimos un atentado, no nos planteamos o cuestionamos la funcionalidad de la policía, igualmente, en este caso, no hemos de plantearnos que el MAB sea responsable de Gowex.
La regulación del MAB es probablemente mejorable, y tras un escándalo como el vivido, ésa es la tarea a hacer para reforzar y acreditar dicho mercado, pero no emitir juicios genéricos de que sea un mercado de descontrol.
En el mercado continuo se han vivido situaciones al menos de igual intensidad que Gowex. Recordemos, a título de ejemplo, el caso Pescanova con una enorme cifra de financiación no recogida en sus cuentas. Y nadie se planteó la idoneidad o no del Mercado Continuo.
El MAB debe recibir el mismo trato. Las empresas que desean incorporarse al Mercado Alternativo tienen la obligación de contar con un asesor registrado; obligación que trae causa de su tamaño y de la especialidad de este mercado alternativo de valores.
Esa figura está pensada para ayudar a las pequeñas sociedades a incorporarse y relacionarse con el MAB de forma ágil y eficaz.
Esta figura, en mi opinión, ha sido un acierto, pues permite profesionalizar un área de gestión y de relación con un mercado alternativo de valores, y por ello proclamo y solicito que no se cuestione la misma en razón al caso Gowex. El asesor registrado por Gowex era y es EY, firma que como conocemos es una de las cuatro grandes de la auditoría, como también es un despacho de abogados o de consultoría, o un asesor registrado, y como tal hemos de analizar su función, y no en otra condición.
EY, como otras firmas que se dedican a la función de asesor registrado, ha realizado su trabajo adecuadamente, es decir, facilitar el acceso al mercado y las relaciones entre éste y la empresa.
Señalaba anteriormente que es tiempo de reforzar los controles de las empresas presentes en el MAB y de aquellas que quieran acceder para proteger a los inversores de conductas fraudulentas; para ello se puede acudir a muchas fórmulas que nuestro ordenamiento jurídico y societario facilita para proteger a terceros: como es el nombramiento de un auditor por el Registro Mercantil o exigir una segunda auditoría que refuerce la información y el plan de negocio; y desde luego su dependencia de la CNMW, pero sin reducir, suprimir o sin confundir las funciones de las diferentes figuras que intervienen en el MAB, atribuyendo funciones o responsabilidades, que no tienen; figuras que como en el caso del asesor registrado son necesarias para agilizar y relacionar al emisor con el mercado.
Gregorio Peña Varona, vicepresidente de Ecoprensa.