
Según los datos publicados por la Comisión Nacional de Inversión Extranjera de México, el volumen de inversión directa de empresas españolas en México alcanzó los 41.870 millones de dólares entre 2000 y 2013, situándose como el tercer país inversor en el país azteca. El grueso de esta inversión, sin embargo, se concentró en los años del boom económico de España, alcanzando su punto más alto en 2007, con una inversión de 5.441 millones de dólares, mientras que en los últimos años ha sido prácticamente testimonial, con la muy modesta cifra de 96 millones de dólares en 2013.
En la dirección contraria, se invierten claramente las tornas. La inversión mexicana en España ha sido prácticamente testimonial hasta el 2012 y es en 2013 cuando ha experimentado un cambio radical, con un volumen de inversión bruta récord -sin tener en cuenta ETVE (Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros)- de 559 millones de euros, lo que supuso un incremento del 210% con respecto al año anterior.
Ciñéndonos al sector inmobiliario, la tendencia inversora ha sido similar. Durante los años del boom económico, la presencia de las principales empresas españolas en territorio mexicano era una constante, en lo que parecía el nuevo desembarco de Hernán Cortés. Promotoras como Fadesa, Hercesa, Hansa Urbana, Acciona Inmobiliaria, Grupo Lar, etc. adquirieron por entonces grandes carteras de suelo, con el objetivo de desarrollar macrocomplejos residenciales. En paralelo, inversores españoles -liderados por Amancio Ortega, con la adquisición del complejo de oficinas Antara en el Distrito Federal-, tomaban posiciones en activos en rentabilidad a unos precios tremendamente atractivos, comparados con los de España. Hoy en día, sin embargo, apenas un par de promotoras españolas continúan con su actividad en México y la mayoría de esos macroproyectos han quedado en casi nada.
Los inversores mexicanos, en sentido contrario, están siendo uno de los grandes protagonistas del resurgir del sector inmobiliario que empezamos a vivir en España. La tipología de inversor va desde particulares que han aprovechado la bajada de precios en zonas de alto standing en Madrid, para adquirir una segunda residencia, hasta grandes fortunas como Carlos Slim, que adquirió un importante paquete de sucursales de La Caixa; la familia El-Mann, que hizo lo mismo con sucursales del Sabadell; o recientemente, la empresa Finaccess, brazo inversor del otrora accionista principal del Grupo Modelo, Carlos Fernández González, con la adquisición de la sede de IBM en España.
Esta autopista de los negocios, que está derivando en alta capacidad, principalmente desde la firma del Tratado de Libre Comercio entre México y la Unión Europea, parece que tiene un tráfico mucho más intenso en los últimos años en el recorrido México-España que en el sentido contrario.
Pero el dato más relevante, no es tanto cuál de los dos sentidos tiene más tráfico, sino que esta autopista cada vez demanda más carriles para abastecer el número de vehículos que quieren realizar este trayecto. España y México tienen todo a su favor para liderar la cada vez más pujante economía iberoamericana y, si conseguimos trabajar de la mano, conseguiremos que nuestra vía sea la que todos quieren tomar.
Emilio Langle, Director Internacional de Aguirre Newman.