
Hay que llevar a cabo cambios en el plano laboral e incentivar al sector industrial. Son medidas que sin duda van más allá del corto plazo aunque sean limitadas.
Es obvio que, en tasas de crecimiento interanuales, varios indicadores de coyuntura empiezan a mostrar valores positivos y mayores que los de meses anteriores. Por ello algunos organismos de previsión, y, por supuesto, el gobierno, mejoran sus perspectivas económicas respecto a las que efectuaron hace unos meses. También se está produciendo una corrección de algunos de los desequilibrios que vienen lastrando notablemente el crecimiento, como es el caso del elevado desempleo estructural y la prima de riesgo asociada a la falta de confianza de los mercados internacionales en la evolución económica española.
Pero es igual de obvio que la recuperación se produce de una forma extremadamente lenta, no solo para lo que requeriría la grave situación que padecemos, sino en comparación con el crecimiento que se está produciendo en el PIB mundial desde hace ya tres años. Aunque la economía empezara a registrar tasas de crecimiento ligeramente positivas, España continuaría teniendo durante mucho tiempo tasas de paro inaceptables, aún con los ritmos que predicen los organismos de previsión más optimistas. La cuestión relevante, por tanto, es determinar si nos dirigimos hacia una mejoría consistente y suficiente para combatir el primer gran problema que tenemos: el elevadísimo desempleo. Y para ello ha de avanzarse en dos direcciones: una centrada en las reformas de la normativa laboral y otra a más largo plazo, centrada en la incentivación de los sectores industriales y de mayor valor añadido. Debe haber un paralelismo entre ambos tipos de actuación para salir de la crisis. Si seguimos perdiendo poder industrial, como es el caso, será muy difícil que se generen empleos duraderos y estables y estaremos abocados a trabajos temporales y coyunturales por mucho tiempo. Este paralelismo obliga a una "lectura cruzada" de los instrumentos que el gobierno está manejando, para obtener las claves de comprensión del proceso en su conjunto. No basta con políticas instrumentales, algunas ya llevadas a cabo. También son necesarias políticas sectoriales. No es tanto intervenir en los mercados como favorecer el crecimiento de sectores clave a medio y largo plazo. En tal sentido entendemos que el "Plan de Medidas para el Crecimiento, la Competitividad y la Eficiencia" aprobado en el Consejo de Ministros de ayer contiene algunos elementos positivos que van en esa dirección. Así, se anuncian medidas tales como la creación de un Fondo de Eficiencia Energética que cofinanciará la administración (junto con los Fondos estructurales Europeos) para inversiones en edificación, transporte, industria, servicios y sector agrícola; la mejora de los accesos a puertos y de infraestructuras de depuración de aguas residuales; la eliminación de obstáculos para recargas de vehículos eléctricos. Hay otras medidas de esta índole. También se anuncian en el citado plan fondos para la concesión de préstamos a sectores industriales para mejorar las instalaciones existentes, con una cuantía total relativamente importante, en torno a 1000 millones de euros, así como líneas ICO específicas para empresas innovadoras españolas que realicen sus inversiones dentro del territorio nacional. Sin duda son medidas o propuestas que van más allá del corto plazo, y aunque sean limitadas, tiene singular importancia este "cambio de orientación" que debería continuar para permitir una mejora sostenida de la economía española. Sobre todos si tenemos en cuenta que el anterior programa de estabilidad remitido a Bruselas por el Gobierno de Rajoy no contenía ni una sola referencia sobre el sector industrial.
Desde estas mismas líneas se ha dicho que para salir de la crisis no basta con arreglar el problema financiero o "abrir el grifo del crédito". Hay que preguntarse también para financiar qué actividades se destinará el crédito, y en este sentido tiene singular importancia el carácter finalista de los fondos que se anuncian en este plan de medidas.
Finalmente hay que destacar la referencia a la internacionalización. El gobierno, más que ayudar directamente a que se internacionalice la economía española, ha puesto el énfasis en impulsar y apoyar la "devaluación interna", centrada en reducciones salariales en un contexto de precariedad laboral. El hecho de anunciarse un "Plan Estratégico" de internacionalización, junto con apoyos financieros y ayudas para garantizar que las empresas españolas participen en las licitaciones internacionales, es también de singular importancia. Al menos existe ya un primer esbozo de plan de medidas a medio y largo plazo, aunque sea con la ayuda de los Fondos Comunitarios.