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Economía, estabilidad, contabilidad

  • No tenemos un problema económico, sino un problema contable

Para los que pintamos algo en este duro mundo de la economía se hace, cada vez más difícil, atender las incógnitas que nos plantean aquellos que ilusionadamente creen en nosotros. Sólo me faltaba recordar a William L. Mackenzie King: "Hasta que el control de la moneda y el crédito sea retornado al Gobierno y reconocida como su responsabilidad más evidente y sagrada, todo discurso sobre la soberanía del Parlamento y de la democracia es trivial y fútil... Una vez que una nación abandona su control sobre el crédito ya no importa quien hace sus leyes... La usura, una vez desatada, arruinará cualquier nación." Me atrevería a decir que Europa es el modelo idóneo para representar un mercado destruido por las inútiles ambiciones de unos y otros.

Entrando en harina, como a mí me gusta hacer, considero que no tenemos un problema económico, sino un problema contable hábilmente macerado por un código de comercio ignorado por la Administración de Justicia.

Recordemos lo que los principios contables deben contemplar con el máximo rigor: la contabilidad, por definición, debe reflejar fielmente la realidad económica de los particulares, las empresas, las instituciones y las naciones. Desde que los contables iniciaron la dejadez de sus funciones en favor de los flamantes economistas se inició la desvirtualización de la realidad económica. En este momento se abrió una enorme brecha entre la realidad económica que reflejaban las cifras con la utópica verborrea de los llamados entonces chicago boys a la sazón, paridores del invento más letal que jamás haya podido conocer en mi larga carrera profesional.

Desde Enron, uno de los escándalos contables más notable, pasando por instituciones financieras y con países de máximo prestigio, están en duda acerca de su fiabilidad contable. ¿Nos están engañando? La irrealidad económica y patrimonial nos indica, por desgracia, que la respuesta es, sí. Manipulando datos cuantificables como por ejemplo, el producto interior bruto (PIB) de las naciones cuando, en realidad, es un resultado contable.

El endeudamiento de un país es también un resultado contable. La realidad contable de los factores, sólo tiene un nombre, ¡quiebra!. En la economía familiar, para que se me entienda, cuando los ingresos no cubren las deudas, la familia no come, no paga la hipoteca, ni los colegios de los hijos, acude a familiares y amigos para resolver su difícil situación. En la macroeconomía, los países acuden a los prestamistas usureros y el mercado entra en descontrol, las autoridades monetarias dejan de ser autoridad para convertirse en marionetas de los sembradores de conflictos de carácter económico.

Desgraciadamente las reglas contables, se han convertido en un conjunto de procedimientos basados en ideas falsas que por comodidad o conveniencia social damos por verdaderas. Esto nos invita a analizar algunos aspectos técnicos de la contabilidad. ¿Es una ciencia? ¿Es una técnica encubierta? o ¿Es una técnica instrumental? Creo que sería muy difícil ponernos de acuerdo. En lo que no debería ser tan difícil ponerse de acuerdo es que en los tres supuestos debería imperar la ética y la moral de las personas que ejercen esta responsabilidad por encima de presiones políticas sociales o financieras.

Desde que tengo uso de razón hasta ahora he escuchado con demasiada frecuencia: "Esta partida va a la doble contabilidad" Desde este preciso momento el ser humano responsable de esta actuación, deja de serlo para convertirse en un ser sin dignidad propia -su vida ha dejado de tener sentido-. La culpabilidad se reparte entre el manipulador y los que ordenan la mala praxis cuyas consecuencia devastadoras son una triste realidad en casi todos los lugares.

La industria financiera es una de las más innovadoras en estas prácticas. Su desmedida ambición y su incontrolada agresividad, adquirida con el roce del dinero, la sitúa en el epicentro de lo que puede llegar a ser el principal mal de todos los males. Hace bastantes años me presentaron a un profesional, como el abogado mas entendido en "delitos de cuello blanco" tenía la pinta de ganarse muy bien la vida, desde el aspecto material, claro está. Hoy esta figura se ha multiplicado en lugar de menguar. El problema de la contabilidad en las finanzas, no se arreglara con muñidores de cuello blanco o con superdotados que manejan la tecnología al servicio del fraude y de la estafa. Se necesitan más personas, con dignidad propia, que hagan de su profesión, el arte de hacer lo correcto.

José de Rafael Gavalda, presidente fundador The Right Person Foundation José de Rafael Gavalda.

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