El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha sabido aguantar las presiones que desde hace años se suceden por la falta de un consejero delegado en la compañía, en un primer momento por parte de Sacyr y posteriormente por Pemex.
Brufau sabía que en el fondo de las reclamaciones que en su momento realizó el ex presidente de Sacyr, Luis del Rivero, no se escondía una intención de mejorar el gobierno corporativo de la petrolera, sino un intento de tomar el control sin lanzar una opa y por ese motivo se resistió hasta que logró doblegar a Del Rivero en su intento de asalto.
Brufau además dejó muy claro en la pasada junta de accionistas a Pemex y cualquier otro que quisiera intentarlo que para controlar Repsol, cualquier interesado, tendrá que presentar una oferta de compra.
Una vez liberado del asedio, Brufau se ha sentido libre para elegir a su número dos. La petrolera tenía una buena lista de candidatos, pero el presidente tenía un claro elegido desde hace algun tiempo, el expresidente del PNV, Josu Jon Imaz.
Imaz tiene la inteligencia política, el dominio económico y las habilidades personales para encargarse de este nuevo reto. En el organigrama que acaba de aprobarse se sigue el mismo esquema que en otras empresas energéticas. Imaz se pondrá al frente del negocio, pero Brufau seguirá controlando de cerca el consejo y el área financiera, el corazón y el pulmón de una compañía. Suerte.
Rubén Esteller. Jefe de Redacción.
