Firmas

La nueva economía

  • El riesgo moral lo tiene el ciudadano, el político y el financiero. Nadie queda exento

Esta es mi primera colaboración en Economía Real, una de las revistas digitales de elEconomista. Espero que no sea la última y sí el inicio de una serie de reflexiones en torno a lo que, por desgracia, se ha extendido masivamente. Lo que yo llamo la economía del relativismo, es decir lo contrario de la economía real.

La cadena de valor formada por los ciudadanos, los políticos y los mercados debería ser un entorno armónico en el que los tres ejes estuviesen alineados con la realidad, es decir con el bien común. Desgraciadamente eso no sucede y, lo que es peor, todos utilizan sus antivalores para infringir las normas éticas y morales sin que nadie se sienta culpable, más bien todo lo contrario, todos encantados de haberse conocido.

Uno de los ejemplos -hay muchos- que clarifican este desgraciado entramado es el de la deuda moral. Me gusta calificar este fenómeno como un shock del capitalismo actual. Los mercados presionan a los Gobiernos, estos a los ciudadanos y el empobrecimiento general queda garantizado. Cuando todos los miembros de la citada cadena de valor tienen como único objetivo la especulación y el insaciable ánimo de lucro, la comunidad correspondiente sufre. El modelo es agresivo y muy dañino como se está viendo. Yo le llamo el trilema porque son los tres ejes los que distorsionan la realidad del ya cuestionado estado del bienestar.

Para solucionar este trilema no hay ningún atajo técnico. Si lo hubiera y, alguien quisiera en verdad resolverlo, ya lo habría intentado. El drama es cuando el relativismo se apodera de los responsables de un riesgo moral asumido. Personas que toman una decisión sin tener que asumir la responsabilidad del coste de haberla tomado.

El riesgo moral lo tiene el ciudadano, el político y el financiero. Nadie queda exento de esta infalible responsabilidad. Cuando toda la cadena de valor está contaminada con el riesgo moral se produce una situación insostenible. Con indicios que pueden llegar a ser de tenor bélico inclusive.

Llevo tiempo analizando el comportamiento del ser humano en cuestiones éticas, morales y solidarias relacionadas con la economía y finanzas. Las conclusiones no son muy halagüeñas. Desde el que dice que él no debe nada a la sociedad hasta el que relativiza el pago de los impuestos. El político que se sirve de su cargo en lugar de servir a la sociedad. El financiero que domina varios mercados a la vez dejando en la miseria a millones de personas. Esto y, no otra cosa, es lo que luce. Con el ánimo puesto en la realidad, cabe esperar tres posturas para la solución o condena de esta sociedad: que el riesgo moral se estabilice y las cosas no alcancen dimensiones desproporcionadas fruto de la acción de la justicia.

Que el riesgo moral se incremente en límites insoportables para la sociedad generando un clima inestable y violento.

Una reacción de las personas influyentes para recuperar los valores personales que varias generaciones han optado por ignorar para satisfacción material que no espiritual.

Es necesario encontrar el eslabón perdido de este déficit moral. Se necesita una fuerza suficiente para romper este círculo vicioso que muchos prefieren ignorar. Continuar relativizando la situación actual es abonar diariamente algo tan nocivo que les deje sin capacidad de actuación porque lo que queda es tierra calcinada. Se hace difícil imaginar que gentes tan inteligentes no sean capaces de percibir la necesidad de compartir los excedentes materiales. Si no hay una igualdad social no puede reinar la paz y lo que hoy se siembra es el odio.

Necesitamos urgentemente un cambio estratégico en los tres ejes. Madurar la ciudadanía a través del esfuerzo, el sufrimiento y la educación. Un progreso cualitativamente importante, nos daría apalancamiento suficiente para un cambio político. Pasar de la política representativa -indirecta- a la política participativa -directa-. Solucionar los dos ejes troncales facilitaría reducir la soberanía que, inexplicablemente, han alcanzado los protagonistas del tercer eje, es decir, los mercados financieros.

José de Rafael Gavalda, Presidente fundador The Right Person Foundation.

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