
No deja de asombrarme la capacidad de los actuales responsables del Ministerio de Industria, Energía y Turismo de confundir a la opinión pública española. Todavía es más asombroso que esos responsables estén tan predispuestos a hacer uso de esa capacidad, sin tener en cuenta las consecuencias que puedan derivarse de ello.
Cada vez es más claro que el Gobierno tiene muy bien definida su visión del futuro energético de España que no pasa por dar el protagonismo a las energías renovables, como han hecho ya la inmensa mayoría de los países del mundo. Se flirtea con el fracking, se impulsan las prospecciones petrolíferas, se quiere reabrir una central nuclear cerrada, se mantienen las ayudas al carbón... y se destruye el sector de las energías renovables con la reforma eléctrica que está a punto de aprobarse, mientras la posición oficial es que el Gobierno apoya a las energías renovables.
Pero para conseguir ese objetivo hay que "gestionar" algunos temas que dificultan el proceso. Uno de esos problemas, en el que me quiero centrar en este artículo, es el de la opinión pública: resulta que la gran mayoría de la sociedad española piensa que las energías renovables representan la mejor opción para el futuro energético de España y que el esfuerzo hecho por España desde el año 1981 en su desarrollo ha valido la pena y les hace sentir orgullosos de su país.
Campaña contra las renovables
Para solucionar este "problema", el Gobierno no ha dudado en poner en marcha una destructiva campaña mediática contra las energías renovables, haciendo suyos los argumentos de los que, a pesar de haber participado activamente en el desarrollo de las energías renovables, ahora tienen otros intereses contrapuestos al interés general. Han sido varios los eslóganes utilizados en esta campaña, con distintos grados de sesgo o de falsedad: "el sistema eléctrico tiene déficit por culpa de las energías renovables"; "por cada MW de energías renovables hay que instalar otro MW de ciclo combinado de gas natural para gestionar el sistema"; "las inversiones en renovables tienen rentabilidades del 25%"; "España ha tenido las primas a las renovables más altas del Europa"; y, finalmente, "hemos superado los objetivos de renovables que teníamos".
Respecto a este último argumento, que es totalmente falso, quiero hacer notar la grave manipulación que los responsables del Ministerio hacen de algo tan básico para un país serio como son las estadísticas. Puede parecer un tema menor, pero hay que tener en cuenta que la mayoría de decisiones en el ámbito económico se toman a partir de la información que aportan las estadísticas: la revalorización de las pensiones, la prima de riesgo, el cumplimiento de los objetivos de déficit, el número de parados, el cumplimiento de los compromisos internacionales en energías renovables o emisiones de gases de efecto invernadero, etc., se basan en la valoración de unos datos estadísticos que se suponen correctos y que nos ayudan a entender la realidad.
Alterar las estadísticas y no elaborar unos datos fiables, que se correspondan con la realidad, significa renunciar a tomar buenas decisiones, si realmente las decisiones se apoyan en los datos disponibles. Sería cómo si un médico tuviera que diagnosticar una enfermedad disponiendo de unos análisis con los datos de algunos parámetros falseados. Probablemente erraría en su diagnóstico.
Falsear las estadísticas
Pues esto es lo que se está haciendo desde la Secretaría de Estado de la Energía. Durante el año 2013 se ha difundido por todos los medios que la participación de las energías renovables en el balance de energía final bruta fue del 16,2% en el año 2012. No obstante, recientemente, la oficina estadística europea (Eurostat) ha publicado que este porcentaje fue del 14,3%. Y el Secretario de Estado de Energía, el Sr. Nadal, explica que este porcentaje en 2013 se elevó al 17,3%, frente al 12,1% que se había previsto.
En 2013 solo se instalaron unos 150 MW para generación eléctrica, se redujeron los objetivos de biocarburantes y no se pusieron en marcha medidas significativas de promoción del uso térmico de las energías renovables. Por otro lado, la demanda de energía final bruta se mantuvo constante con cierta tendencia al alza. Con estas premisas, es prácticamente imposible que el porcentaje de renovables en la energía final bruta aumentara del 14,3% al 17,3% en 2013.
Tampoco es cierto que se hubiera previsto que en 2013 el porcentaje previsto fuera del 12,1%. Este valor era el mínimo exigible a España para asegurar que su trayectoria era adecuada para cumplir con el objetivo de 2020. Pero ya en 2010 el porcentaje de las energías renovables en España medido en energía final bruta, se situaba en el 13,2%. La estimación que se hacía en el Paner y en el PER 2011-2020 para 2013, es que este porcentaje estaría en un 15,9%, valor que, según Eurostat, parece que no se va a cumplir.
También llama la atención los últimos datos que se manejan desde el Minetur incluyan una referencia a la potencia instalada en las tecnologías eólica y fotovoltaica en relación a los objetivos marcados en el Paner para estas tecnologías, para concluir que España, en 2013, ha superado en un 60% el objetivo de 2020. Esto evidentemente es un error porque si bien la potencia instalada en estas tecnologías es muy próxima a los 28,9 GW que indica esta información, es totalmente falso que el objetivo para 2020 de estas tecnologías fuera de 18GW. ¡Pero si ya en 2010 la potencia eólica instalada en España era superior!
El objetivo del Paner para eólica y fotovoltaica era de 44,4 GW, con lo que en 2013 estaríamos en un 65% del objetivo. Incluso el dato previsto en el Paner para 2013, de 29,9 GW, es superior a lo realmente instalado.
Lo más lamentable de este error es que estos datos no provienen de ninguna fuente oficial. Han sido extraídos de un trabajo elaborado por unos consultores suizos que, evidentemente, se han equivocado.
Es tanto el interés en continuar con la campaña de desprestigio y de enfriamiento del interés social en las energías renovables que los asesores del Ministro no dudan en utilizar cualquier información que les interese, sin pararse a comprobar su veracidad. Y no tendrían que haber hecho un gran esfuerzo para hacerlo. Tan solo buscando en algún estante, en algún directorio del servidor o en algún enlace de la web de la Comisión Europea podían haber encontrado el documento original del Paner que incluye la información correcta. Un documento que elaboró la propia Secretaría de Estado y que el Gobierno de España envió oficialmente a la Comisión Europea según establece la Directiva de Energías Renovables.
Con estas actitudes se está hurtando a la sociedad española la posibilidad de tomar sus propias decisiones con conocimiento y ejerciendo su madurez. Pero parece ser que el Gobierno sabe mejor lo que nos conviene y juega al escondite con la información y el conocimiento, por nuestro propio bien.
La sociedad española es una sociedad madura, capaz de tomar sus propias decisiones y que no necesita de mentiras piadosas para llevarle en la buena senda, pero si el Gobierno cree que es necesario seguir falseando la realidad, debería hacerlo mejor.
Jaume Margarit, director general de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA).