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Anuncios y realidades de Rajoy

  • Faltan políticas económicas de calado que consoliden el crecimiento
El presidente de Gobierno, Mariano Rajoy. Imagen: archivo.

El recién celebrado Debate sobre el Estado de la Nación (DEN) venía precedido de certidumbres que se confirmaron, anuncios previos en materia de reforma fiscal que dejaron otras incertidumbres, y alguna sorpresa, en especial en materia de contratación laboral y de cotización a la Seguridad Social.

Se confirmó el cambio en la previsión del crecimiento económico para el año 2014, fijándose definitivamente en el 1%, por encima de las previsiones anteriores, y por debajo de las más optimistas de algunos analistas, aunque parece que en un escenario razonable. Sin embargo poco se nos informó sobre las propuestas de política económica para consolidar este moderado crecimiento en el año y continuar al alza en los siguientes. La balanza exterior, que nos está dando satisfacciones en estos últimos trimestres, no puede por sí sola cumplir el objetivo si no viene acompañada de una mejora sustancial de la demanda interna que todavía presenta objetivas dificultades.

En este año 2014 sin el acompañamiento de una mejora en los salarios públicos y privados, sin una recuperación de la inversión pública, sin una actualización adecuada de las pensiones, y en especial sin una reducción efectiva del desempleo, será muy difícil recuperar el tono del consumo por parte de particulares, familias y empresas, y este es un presupuesto objetivo que todavía hoy no podemos confirmar. La propuesta de reforma fiscal venía salpicada de ofertas de reducción de impuestos para todos, en particular para autónomos y pequeñas empresas, pero que no se llegaron a confirmar en el discurso del presidente y que quizá no conozcamos con carácter definitivo hasta el mes de junio.

Tan sólo tenemos la certidumbre del aumento relativo del mínimo exento de ingresos para el pago por el IRPF hasta los 12.000 euros, pero ya se curó en salud el presidente al dejar claro que se refería en exclusiva a los rendimientos del trabajo, por lo que una vez más los rendimientos por actividades económicas de las personas físicas quedan fuera de la exención y siguen sujetas al impuesto. Es decir, los autónomos no se beneficiarán de esta medida. Por otra parte nada se dijo sobre la imprescindible reducción de las retenciones en el IRPF para los profesionales, condenados a pagar un tipo prácticamente confiscatorio del 21% sobre ingresos brutos.

El IVA no se toca

El IVA ni siquiera se mencionó. El tipo general posiblemente no se toque, pero ¿podemos asegurar que el IVA reducido del 10% se mantendrá para actividades tan significativas hoy en nuestra economía como son el turismo y la hostelería?

Por fin nos sorprendió un anuncio de cambios en los sistemas de contratación laboral, por lo que se refiere a su contribución a la Seguridad Social. Me refiero a la denominada cuota fija de 100 euros para las contingencias comunes y sólo de la parte correspondiente a la empresa.

La propuesta, tras las primeras reacciones, ha sido modificada positivamente en el texto publicado en el BOE del sábado, 1 de marzo. Decimos que es sorprendente porque nace después de la creación del denominado contrato de emprendedores, es decir el indefinido, con un año de periodo de prueba y fuertes bonificaciones en la cuota. Entendimos que ésta era la apuesta del Gobierno para conseguir un porcentaje mayor de contratación indefinida en nuestro mercado de trabajo.

Con respecto a la nueva modalidad debemos resaltar que no estamos ante un cuota efectiva de 100 euros (o de 75, o 50, según el tiempo de trabajo), sino que esta tarifa se aplica en exclusiva a las contingencias comunes, se mantienen las otras cotizaciones complementarias y las de los trabajadores que, aunque son con cargo a éstos, su liquidación se hace por parte de la empresa. De esta forma en el caso expuesto por el presidente con respecto a un salario medio anual de 20.000 euros, la cuota final estaría más cerca de los 200 euros.

Este precio representa un buen descuento en sueldos propios de personal técnico cualificado, pero muy poco con respecto a los salarios medios (15.000 euros) o los más bajos y muy habituales cercanos al SMI.

Pese a las mejoras introducidas, estamos ante una figura que puede ser utilizada por empresas de media y gran dimensión, con planes establecidos a tres y cinco años. Autónomos y microempresas difícilmente pueden hoy planificar por encima de tres o seis meses y sus contratos están en la banda más baja, por lo que su ahorro relativo es menor.

Una vez más será la evolución positiva de la demanda interna la que ayude o no a la expansión de la contratación laboral y no tanto la normativa laboral aplicable.

Sebastián Reyna Fernández, secretario general de UPTA España.

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