
Hay datos y datos. Y cuando los datos son demoledores, saltan las alarmas. El 20 de enero, los medios de comunicación recogieron, de manera masiva, dos titulares: "La mitad de la riqueza mundial está en manos del 1% de la población" y "Las 85 personas más ricas del mundo poseen tanto como la mitad más pobre de la población mundial (3.500 millones de personas)".
Ambos datos aparecen en el informe Gobernar para las élites. Secuestro democrático y desigualdad económica, que Oxfam (Oxfam Intermón en España) publicó con motivo de la reunión del Foro Económico Mundial en Davos, y crearon un revuelo extraordinario al evidenciar, en pocas palabras, la relación entre la creciente concentración de riqueza y la toma de decisiones políticas.
La desigualdad en España
Los datos específicos sobre España no van a la zaga: las 20 personas más ricas del país poseen tanto como el 20% más pobre de la población española (unos 9,5 millones de personas). El informe presentaba otros datos, igual de arrolladores, y el objetivo de Oxfam Intermón al publicarlos era denunciar y poner freno a una realidad enormemente injusta y peligrosa, una realidad que, destapada de esta manera, ha incomodado, no sólo a las élites que señalamos, sino también a los que defienden las bondades del enriquecimiento desmesurado a favor de un modelo elitista.
Algunas voces críticas han tratado de rebatir nuestros argumentos, afirmando que el problema es la pobreza y que una organización como Oxfam Intermón debería hablar sólo de pobreza y no de riqueza ni de sus dueños (como si pobreza y riqueza no tuviesen relación).
Por otro lado, también aducen que estamos equivocados cuando proponemos como solución un Estado más fuerte en vez de su total disolución. Por último, han tratado de desacreditar el informe cuestionando la metodología (ver en: www.OxfamIntermon.org/metodologia). Sobre esto, cabe aclarar que no somos ni pretendemos ser un centro de investigación, ya que difícilmente podríamos justificar el uso de la financiación que recibimos (en España, más de un 60% privada) para generar conocimiento nuevo. Para elaborar nuestros informes, usamos los mejores datos disponibles y los contrastamos con estudios y expertos en las áreas correspondientes. En este sentido, estamos seguros de que las estimaciones hechas reflejan la realidad de la desigualdad en que vivimos. Lo inaceptable no son los datos, sino lo que muestran.
La riqueza no se da por casualidad
En las últimas tres décadas se han logrado avances importantes para reducir la pobreza mundial, pero también es cierto que el crecimiento económico en este periodo ha beneficiado sobre todo al 10% más rico de la población, aumentando la desigualdad.
Con los niveles de desigualdad actuales, no es posible seguir avanzando en la lucha contra la pobreza y la injusticia sin abordar la acumulación de riqueza y la desigualdad, ya que van de la mano.
Si estamos de acuerdo en que aspiramos a construir sociedades prósperas y cohesionadas, es indispensable que las políticas públicas garanticen la igualdad de oportunidades, de manera equitativa (ofreciendo apoyo a quienes más lo necesitan en salud y en educación, por ejemplo).
El informe se centra precisamente en mostrar cómo la desigualdad económica, plasmada en una acumulación de riqueza extrema en manos de una minoría, no es casual. Cuando las normas que rigen el Estado y la relación entre los distintos actores favorecen los intereses de una élite económica, el resto de los ciudadanos se ven perjudicados y las posibilidades de que las personas más desfavorecidas tengan acceso a una vida digna, disminuyen. Por eso, desde Oxfam, instamos a la élite financiera y política a revertir esta situación. Y sí, abogamos por un rol fuerte del Estado, más transparente, independiente y responsable; que no deje la justicia social en manos del altruismo ni de las buenas intenciones.
La misión de Oxfam es provocar cambios que mejoran la vida de las personas más desfavorecidas desde el reconocimiento de sus derechos. Con este objetivo, trabajamos en más de 90 países acompañando a miles de personas que quieren un futuro mejor, que en parte dependerá de ellos mismos y en parte de que se promuevan y respeten las oportunidades necesarias para prosperar. Por eso, nuestro trabajo persigue un modelo de justicia social donde el papel de lo público es esencial y prioritario.
Teresa Cavero, responsable de investigaciones de Oxfam Intermón.