Firmas

El principio del fin

  • Necesitamos un nuevo modelo inmobiliario y recuperar parte del empleo

Ahora sí, algo está cambiado y para mejor. Por primera vez desde que se inició la crisis del sector inmobiliario en 2007, se empieza a percibir un punto de inflexión positivo. Comienzan a desarrollarse nuevas promociones residenciales, el precio de la vivienda, con carácter general, se ha estabilizado e, incluso, en algunas ciudades y áreas concretas, repunta ligeramente. No son afirmaciones gratuitas. Es una cuestión de analizar los datos.

Según la empresa de valoración inmobiliaria, Tinsa, en 2016 habrá desaparecido el stock actual de viviendas, estimado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 650.000 viviendas. A este dato, hay que añadir que en nuestro país siempre ha existido un stock estructural entorno a las 300.000 unidades.

Los fondos internacionales de inversión han vuelto a poner sus ojos en el mercado inmobiliario español. Dichas entidades, después de estudiar la situación del sector y del crédito, han decidido que ya es el momento de invertir de nuevo en España. Estamos asistiendo a operaciones de toda índole: compra de carteras de crédito, transacciones de centros comerciales y de complejos de oficinas... Y ahora parece que le está llegando el turno al mercado residencial. Interesantes operaciones hay en marcha.

¿Recuperación en el sector inmobiliario?

Quizás no estemos demasiado desencaminados si nos atrevemos a afirmar que parece que estamos asistiendo al principio del fin de la crisis y al inicio de la recuperación del sector inmobiliario.

Es bueno recordar y no olvidar la importancia del mercado inmobiliario en nuestra economía y, especialmente, en el empleo. Es necesario volver a la senda del crecimiento para recuperar parte de los 1,2 millones de puestos de trabajo perdidos en la construcción en los últimos años.

Y así tiene que ser. Pero tenemos que ser conscientes de que no podemos caer en los mismos errores del pasado. Debemos comenzar a trabajar desde ya, para que el futuro sea distinto. No podemos hacer lo mismo que veníamos haciendo. Sería un error descomunal pensar así. La crisis ha dejado claro que el antiguo esquema no ha funcionado.

Debemos asistir a la refundación del sector inmobiliario desde una nueva perspectiva. Necesitamos un nuevo modelo. No solo a nivel de financiación, que es algo obvio, si no a todos los niveles. La Administración debe racionalizar los desarrollos urbanísticos y hacer de la flexibilidad su mejor arma. Situaciones pasadas han dado al traste posibles desarrollos, donde primaban urbanizaciones difíciles de mantener.

Es obligación de la Administración ir por delante de las necesidades sociales, promoviendo el desarrollo y la innovación del mercado inmobiliario. Por nuestra parte, las empresas tenemos que mejorar los procesos constructivos, industrializando e incorporando tecnología a los mismos, con el fin de que, aunque suene extraño, las viviendas se construyan más en naves industriales y menos a pie de obra. Con ello conseguiremos un menor impacto sobre el medio ambiente, reduciendo los consumos de agua, así como la generación de vertidos y escombros.

Debemos dirigirnos hacia la utilización de energías sostenibles, fuentes como la geotermia, la inclusión de instalaciones de recarga para coche eléctrico que será el futuro, el diseño de los edificios para que se encuadren en las mejores calificaciones energéticas. Todo ello redundará en un sector más profesional donde la cualificación de la mano de obra será la piedra angular del desarrollo profesional. En fin, un sector donde la innovación sea su guía y el valor añadido imprescindible para su desarrollo. Se trata de implantar procesos donde se obtenga la mejor calidad a un precio competitivo para el comprador, donde las instalaciones del edificio sean prácticamente autosuficientes y donde las zonas comunes (deportivas, salas de cine, guardería de niños, salas de estudio...) sean algo normalizado en una promoción residencial.

Resumiendo: hacer que nuestro sector sea referencia de modernidad, siguiendo el camino de otros, como el de la automoción, que es sinónimo de innovación e investigación.

Juan Antonio Gómez-Pintado, presidente de Vía Célere.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky