
El aislamiento internacional de Israel crece. La izquierda predice una catástrofe diplomática si no se producen avances en las negociaciones de paz. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, permanece sordo ante las advertencias.
El ministro de Finanzas, Yair Lapid, ha señalado que la economía israelí sufrirá si no se logra un acuerdo. No quiere que Israel lleve a cabo su política en función de coacciones, pero no puede pretender ignorar la amenaza de un boicot. El mes pasado Lapid había amenazado con abandonar el gobierno si las conversaciones de paz no avanzan.
Las manifestaciones de Lapid se produjeron después de que el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, comentara que el fracaso de las conversaciones "podría dar lugar a un boicot" lo que provocó la ira del ejecutivo israelí.
Duros reproches
Tras recibir duros reproches desde Israel, Kerry se apresuró a reiterar a Netanyahu, su apoyo y rechazo "incondicional" a las campañas de boicot. No obstante, el Departamento de Estado aprovechó para responder duramente a las críticas vertidas por miembros de la coalición del Gobierno israelí. Una conversación posterior entre Kerry y Netanyahu trató de encontrar vías para un acuerdo marco que sirva de antesala al regreso a la mesa de negociación.
El momento es propicio. Mahmud Abas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, está dispuesto a aceptar que una fuerza internacional liderada por la OTAN y respaldada por EEUU vigile la seguridad en Palestina tras un eventual acuerdo de paz. Es la primera vez que se expresa en detalle sobre esta idea desechada anteriormente. La propuesta del mandatario incluye que esa fuerza permanezca en territorio palestino de forma indefinida, posicionada a lo largo de la frontera e incluso en el interior de Jerusalén. Afirma que la OTAN será la encargada de prevenir el tráfico de armas y el terrorismo que Israel teme.
Abas reveló además que Palestina no formará un Ejército. Sería un Estado desmilitarizado. Solo creará un cuerpo de Policía para garantizar el orden en las calles. Se mostró también dispuesto a que las fuerzas israelíes se retiren de forma gradual y las colonias ilegales desaparezcan escalonadamente en un periodo máximo de cinco años.
Boicot contraproducente
Un boicot general a Israel no solo sería injusto sino contraproducente porque fortalecería a los que están en contra de la paz. En este contexto hay que situar las declaraciones de Kerry: una clara advertencia al Gobierno de Israel de los peligros de su política expansionista que da alas a los que piden el boicot general.
Cosa distinta es no comprar los productos de los asentamientos ilegales. En este caso no procede hablar de boicot ya que al no comprar lo producido allí se está simplemente aplicando la ley. La UE ha aprobado directivas prohibiendo ayudas a empresas que operan en los asentamientos. Incluso Alemania, mayor aliada de Israel en Europa, ha decidido que empresas de alta tecnología israelíes en las colonias de Cisjordania y Jerusalén Este ya no podrán beneficiarse de financiamientos alemanes.
Cláusulas territoriales y mecanismos similares endurecen otros acuerdos con la UE. Los Países Bajos fueron los primeros en involucrarse en la campaña. Diversos fondos de pensión europeos así como algunas universidades se niegan a cooperar con sus pares israelíes ubicados en los asentamientos.
Ya existe un movimiento que persigue el boicot de cualquier producto fabricado en los territorios ocupados. El movimiento, BDS (Boicot, Divestment and Sanctions) ha vuelto a adquirir notoriedad por el reciente caso relativo a la actriz Scarlett Johansson. Ante la disyuntiva de ser embajadora de la ONG Oxfam o anunciar a la compañía israelí SodaStream, Johansson se decidió por SodaStream argumentando que da trabajo a muchos palestinos. Sin embargo, evita el problema principal: la creación de asentamientos está condenada por la comunidad internacional. La ocupación aleja la solución definitiva que no es otra que el nacimiento de un Estado palestino viable.
Proceso de paz
A fines de abril concluye el ciclo de nueve meses marcado por los portavoces del proceso de paz. El gobierno israelí justifica su intransigencia en nombre de la seguridad. Mientras exige a los palestinos reconocer Israel les pone trabas para la formación de un Estado propio.
En palabras de Amos Yadlin, director del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Tel-Aviv, si se confirma el fracaso, los palestinos no tendrán otra opción que una Intifada diplomática. Es decir, una huida hacia adelante ante la ONU y la Corte Penal Internacional.
Marcos Suárez Sippman, analista de relaciones internacionales.