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Bitcoins, la revolución del dinero 3.0 que abre brecha en el mercado monetario

No sé si muchos lectores habrán oído hablar de Satoshi Nakamoto, el supuesto creador de esta nueva moneda. Una nueva divisa electrónica inventada hace ya cuatro años para comprar productos y servicios online. Seguramente, Satoshi no es en realidad ni japonés ni ninguna persona en concreto, sino algún grupo que se esconde detrás de esta novedosa forma de pago.

Lo sorprendente es que los bitcoins nada tienen que ver ni con bancos ni con agencias de calificación, ni con cosa que se le parezca. Es una suerte de acuerdo entre las partes que hacen una transacción económica por Internet. Un sistema peer-to-peer, al igual que otros muchos que circulan por la Red, ya sea para compartir películas o bajarse música. Aunque en este caso se trate de un medio de pago con dinero virtual.

Son los propios usuarios los que se aseguran, bajo un complejo mecanismo de encriptación, que los pagos se han realizado y registrado. El comprador posee simplemente un monedero electrónico, y con un simple click en el monedero del vendedor, después de las debidas comprobaciones, este último comprobará que el pago ha sido hecho.

¿Cómo funciona?

En el fondo, un bitcoin no deja de ser una dirección en la web que tiene una forma similar a la siguiente: 15VjRaDX9zpbA8L VnbrCAFzrVzN7ixHNsC. Los mecanismos de seguridad son los que aseguran la transferencia de los fondos virtuales.

El funcionamiento es simple y complejo a la vez. Cuando se realiza un pago, el bitcoin efectúa internamente una operación matemática que analiza la cantidad de bitcoins que se quiere transferir, a la vez que la operación se transmite a través de la red donde opera este nuevo sistema monetario, a fin de que dicho movimiento "monetario" pueda ser verificado por los clientes ajenos a la propia transacción.

De manera que se efectúan dos controles para asegurarse de que el comprador tiene efectivamente el dinero que dice tener. Dinero en bitcoins, por supuesto. El carácter matemático que se encuentra detrás del sistema, tal como se asegura, ofrece la facilidad de verificar, de un lado, la transacción propiamente dicha y, de otro, hace imposible generar transacciones falsas, existiendo un registro de transacciones a nivel mundial.

Los hay que dicen que esta forma de pago es la esencia del dinero, ya que no está sometida a los vaivenes de los mercados, a la vez que permite ser dividida en cantidades menores. Se podría decir que el bitcoin es dinero matemático. Un dinero del que se asegura se han producido, en 2013, transacciones por encima de los 1.000 millones de dólares en un volumen creciente de comerciantes que operan con él en casi todas las partes del mundo. Se habla de 200 países y más de 15.000 comerciantes.

Con el añadido del aumento de su valor en términos monetarios; pues el bitcoin se referencia normalmente a una moneda real, de manera que, a principios de año, no llegaba a los 20 dólares, y ya en marzo alcanzaba de media los 80, independientemente de su valor en mercados concretos. Un valor en el que se ha mantenido, aproximadamente, todo el 2013.

Una brecha en el mercado

Se dirá que todo esto es muy poco para desestabilizar la estructura monetaria de otras divisas, como pueden ser el dólar, el euro o el yuan, pero lo cierto es que se ha abierto una brecha en el sistema monetario internacional y que el futuro puede deparar muchas sorpresas, especialmente porque se trata de un medio de pago que circula globalmente ajeno, de momento, al control de los reguladores.

Una circunstancia que ha movido al Gobierno chino a clamar contra esta nueva moneda. Especialmente, porque el Banco nacional chino (People's Bank of China) alertaba a principios de este mes sobre los peligros de este tipo de transacciones. Unas transacciones anónimas, imposibles de seguir su rastro y, por tanto, capaces de desestabilizar en el largo plazo un sistema monetario tan cerrado como el de la economía china. Un movimiento monetario en el que el bitcoin llegó a alcanzar este mes de diciembre los 1.000 dólares al cambio en el mayor comercializador chino: BTC China; de hecho el mayor mercado mundial de bitcoins sólo accesible a traders chinos.

Por si fuera poco lo anterior, este nuevo mercado monetario trae consigo nuevas formas de criminalidad gracias a la opacidad del sistema. De ahí que se alerte sobre su capacidad para el blanqueo de dinero, la compra ilícita de armas o el comercio de drogas. Mecanismos que pueden darse a escala global y que parecen imposibles de controlar. Baste como ejemplo el cierre de The Silk Road el pasado octubre por el FBI. Un web que comerciaba aparentemente con productos ilegales, y que ha vuelto a surgir de nuevo vendiendo, eso sí, con bitcoins sus anteriores productos.

El hecho real es que el mundo económico se encuentra ante un nuevo fenómeno que sin ser en esencia ilegal, puede abrir una puerta de difícil cierre en el futuro, con las indudables consecuencias económicas que esto traería consigo. Ya que, si bien los bitcoins pueden desaparecer algún día, a buen seguro surgirán otros mecanismos similares de mayor alcance y potencialidad. Parece ser el momento de que las autoridades monetarias presten más atención a estos fenómenos.

Eduardo Olier. Presidente del Instituto Choiseul España.

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