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1.800 millones para empleo joven

El pasado 12 de noviembre, convocados por el presidente Hollande, se reunieron en París los 27 líderes europeos, todos excepto el británico Cameron, para abordar el problema del desempleo de los jóvenes; posiblemente el mayor problema social de la Unión, que no sólo nos amenaza con una generación perdida, sino con generar una oleada imparable de euroescepticismo. Es la segunda edición de la Cumbre Europea por el Empleo de los Jóvenes, la primera se celebró en Berlín en julio de 2012 y la tercera, posiblemente el próximo año en Grecia.

En Berlín se plantearon tres prioridades: mejorar los mecanismos de orientación y de formación profesional; reforzar los dispositivos de intermediación y promover el emprendimiento entre los jóvenes. La Comisión lanzó un llamamiento a los estados miembros para que pusieran en marcha un sistema de garantía joven. Una herramienta ideada ya hace años en países como Suecia o Austria, y que allí donde se ha implantado ha dado muy buenos resultados. Se trata de ofrecer a todos los jóvenes, cuando lleven cuatro meses en desempleo, la oportunidad cierta de un empleo, de una plaza de formación con compromiso de contratación, con prácticas laborales, un contrato en alternancia o una plaza de aprendizaje.

Para lograrlo la Comisión prometió poner a disposición de los estados 6.000 millones de euros, de ellos 1.800 corresponden a España. A esta cantidad habría que sumar 7.000 millones del Fondo Social Europeo y 31.000 del Banco Europeo de Inversiones, en total unos 45.000 millones de euros; una cifra no despreciable aunque muy por debajo de los 150.000 millones que estima necesarios Eurofound, la Fundación Europea para Fundación Europea para la Mejora de las condiciones de trabajo Vida y de Trabajo.

Desde entonces, ni los fondos se han liberado ni tampoco ha bajado el paro juvenil. Ahora en Europa tenemos cerca de seis millones de menores de 25 años en paro y, lo que es peor, siete millones y medio de jóvenes que ni tienen un empleo ni estudian.

El problema de España

La situación en España es muy mala. Según la EPA del tercer trimestre, cerca de un millón (943.000) de jóvenes menores de 25 años están en paro, en 2007 eran menos de la mitad, 458.000. Pero lo peor es que el 83,41% de ellos tiene, como mucho, la educación secundaria obligatoria, los universitarios sólo representan el 16,5% de los jóvenes parados. Con un 11,4% somos el país de Europa, sólo superado por Bulgaria, con el mayor porcentaje de jóvenes que ni estudian ni trabajan, los conocidos ni-ni.

En España tenemos un problema muy grave, no ya de paro juvenil, sino de educación y cualificación de nuestros jóvenes. De la cumbre de París debe surgir un acuerdo de la Comisión y de los líderes europeos a favor de los jóvenes. Se trata de acelerar, de darnos prisa, porque ni Europa ni los jóvenes pueden esperar. Antes de que acabe el año los estados miembros deben enviar a Bruselas sus propuestas para poner en marcha programas de garantía juvenil, para poder liberar los fondos el primero de enero de 2014. España ha anunciado que presentará sus planes en diciembre y también ha hecho saber ya en qué va a gastar los 1.800 millones que le corresponden.

El comisario europeo Lazlo Andor ha pedido al Gobierno que impulse programas de garantía juvenil, tomando el ejemplo de Navarra o Cataluña, pero desde Moncloa ya han anunciado que el principal uso que se dará a estos fondos será la bonificación de cotizaciones de la Seguridad Social, sin computar en déficit excesivo.

Sabemos desde hace tiempo que ésa es la política de empleo menos eficaz. Las bonificaciones generalizadas tienen un insoportable peso muerto y, en el mejor de los casos, sólo sustituyen unos contratos por otros. Ahora tenemos una ocasión que puede que no se repita, tenemos a nuestro alcance 1.800 millones de euros para ayudar a los jóvenes. Estos fondos deben servir para rescatar una generación, para ofrecerles ofertas de empleo, formación de calidad con compromisos de contratación, con prácticas.

Tenemos que invertir para que centenares de miles de nuestros jóvenes no queden simplemente excluidos de las oportunidades que generan las TIC. No podemos permitirnos perder la oportunidad que representa esta Cumbre Europea por el Empleo de los Jóvenes, hay que poner en pie, como harán el resto de los países de la Unión, un verdadero programa de garantía juvenil y no conformarnos con cuadrar las cuentas de la Seguridad Social.

Francisco Rueda Sagaseta, director de formación para el empleo de Élogos.

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