
Desde diversas fuentes se asegura que en el seno de la UEFA existe un malestar por lo que podríamos definir como "trato de favor" hacia el fútbol español por parte de nuestras Administraciones Públicas. En este momento, la deuda de los clubes profesionales asciende a nada menos que 2.500 millones de euros, cantidad que la Liga de Fútbol Profesional prevé rebajar a 2.000 millones en 2017. A la espectacularidad de estas cifras habría que añadir las ventajas fiscales que se concede a estos equipos, como reducciones y aplazamientos de deuda con la Hacienda Pública y la Seguridad Social. Sólo la deuda con Hacienda de nuestros clubes asciende a casi 700 millones de euros, encabezando el ranking de deudores el Atlético de Madrid con unos 180 millones.
El malestar del máximo organismo rector del fútbol europeo viene agravado, además, por hechos como que la investigación de los organismos de competencia de la Unión Europea a aquellos equipos que no son sociedades anónimas (Real Madrid, FC Barcelona, Atlético Osasuna o Athletic de Bilbao) lleva un retraso de tres años. También la Comisión Europea está revisando si hubo trato de favor al Real Madrid por parte del Ayuntamiento de la capital española en el convenio, firmado por ambas partes en 2011, para el intercambio de determinadas parcelas.
De todo lo anterior se desprende la necesidad de que todos los clubes de fútbol españoles se conviertan en sociedades anónimas deportivas, ya que de esta manera habría una mayor transparencia, sobre todo en asuntos económicos. No olvidemos que el control que se ejerce en las asociaciones no es el mismo que el que existe en las sociedades anónimas, lo cual hace suponer que las asociaciones podrían tener un respaldo público mayor en caso de algún tipo de déficit. La sociedad anónima persigue que haya responsabilidades en caso de momentos económicos difíciles, por lo que obliga a que el control administrativo sea mucho más exhaustivo.
El fútbol no debería tener privilegios
Como sociedades anónimas, los directivos de los clubes han de responder ante la sociedad, ante los socios y ante terceros por los daños causados y por las deudas contraídas por actos de negligencia y por los actos u omisiones realizadas dentro del ejercicio de sus funciones. Nos encontramos ante un sistema de responsabilidad por culpa o negligencia y no en un caso de responsabilidad objetiva. Por este motivo se entiende que en el caso fortuito o de fuerza mayor no asumirían ningún tipo de responsabilidad. Es un sistema similar al del resto de sociedades anónimas, pero la realidad es que aún no se conoce ninguna condena de algún directivo del fútbol español, a pesar de haber varios clubes en situación concursal.
En mayo de 2010 la UEFA aprobó unas reglas para controlar el sistema financiero de los clubes, lo que supuso un estímulo para la revisión y actualización de sus normas financieras. Se formó también un comité para estudiar y regular un sistema de supervisión económica, comité que elaboró un reglamento que fue aprobado por la Comisión Delegada el 17 de junio del 2011.
Este reglamento prevé que existirá una mayor transparencia y credibilidad de los clubes, se garantizará que los clubes salden sus deudas con los jugadores, Hacienda, Seguridad Social, etcétera, se alentará a los clubes a que gasten en base a sus posibilidades económicas, y determina que las autoridades protegerán la viabilidad de las ligas y de los clubes.
En conclusión, lo que pedimos es que se trate a los clubes de fútbol con los mismos criterios que al resto de entidades deportivas y/o empresariales, en un estricto cumplimiento del principio de igualdad ante la ley de personas físicas y jurídicas. Pero, ¿alguien se imagina a algún político disolviendo al Real Betis, al Valencia o al Racing de Santander, por ejemplo, o a nuestros jueces imputando y condenando al presidente de algún club de primera división?
Al final el fútbol concede a nuestras autoridades notoriedad, influencia y, sobre todo, votos? Vamos, el panem et circenses que tan bien aplicaban nuestros antepasados romanos, y que tan útil resulta para distraer la atención en los actuales tiempos de zozobra económica.
Félix Aguado, Presidente de Augeo Consulting Group.