
Noticias de espionaje han acaparado los titulares de prensa estos últimos meses. Acusaciones y desmentidos se suceden a velocidad pasmosa. El fundador de Facebook afirma que las recientes revelaciones de espionaje han menoscabado la confianza de los usuarios, la Alianza de Seguridad en Nube (Cloud Security Alliance) considera que el 56% de los ciudadanos es reacio a trabajar con los proveedores de servicios en nube establecidos en los Estados Unidos... Nuestro mensaje es claro: perder la confianza significa perder negocio.
Según algunas estimaciones, el valor de los datos personales de los europeos podría crecer hasta una cifra cercana al billón de euros al año de aquí a 2020. Debido precisamente a la importancia cada vez mayor de los datos personales y de la protección de la vida privada, la confianza es un factor indispensable para la estabilidad y el crecimiento de la economía digital.
Esta es la razón de que las recientes revelaciones sobre espionaje hayan sido una llamada de alerta. Una normativa europea sólida en materia de protección de los datos personales, que podría llegar a ser una especie de patrón-oro, beneficiará tanto a ciudadanos como a empresas porque ofrecerá un marco jurídico común a todos los agentes de la cadena de la economía digital, y supondrá una ventaja competitiva de Europa.
Existe una clara necesidad de colmar la brecha creciente entre las personas y las empresas que tratan sus datos. El 92% de los europeos declara su preocupación por la recogida de datos que sin su consentimiento hacen las aplicaciones móviles. El 89% de los ciudadanos desea saber en qué momento se comparten con terceros los datos de sus teléfonos inteligentes. La reforma de la protección de datos en la UE puede arrojar resultados en relación con ambos imperativos.
¿Cómo puede facilitar estos objetivos la reforma de la protección de datos propuesta?
En primer lugar, se introducen nuevos conceptos como el de protección de datos desde el diseño y evaluaciones de impacto en materia de protección de datos, principios modernos que responden a los problemas actuales. Invertir hoy en tecnologías respetuosas de la protección de datos significa ahorrar costes mañana. El objetivo último es que los ciudadanos vuelvan a tomar el control. Aun si resulta difícil de llevar a la práctica, el derecho al olvido, el derecho a la portabilidad de los datos y el derecho a ser informado sobre las violaciones de estos constituyen elementos importantes. Aunque algunas empresas no han tardado en ofrecer instrumentos que permiten a los ciudadanos, de manera transparente, ejercer un control pleno sobre sus datos, el refuerzo de tal control se traducirá en un restablecimiento de la confianza de los consumidores y supondrá, por lo tanto, un sólido «rendimiento de la inversión».
Las condiciones en las que funcionan las empresas es un segundo elemento esencial. La normativa europea actual, fragmentada y complicada, ya no se adapta a su objetivo. Una empresa que opere en los 28 Estados miembros tiene que cumplir 28 legislaciones y tratar con más de 28 interlocutores. El Reglamento de la UE sobre la protección de datos pretende sustituir esta enorme complejidad por un único instrumento legislativo válido en toda Europa: un continente, una ley. Cada empresa no tendrá más que un interlocutor; cada ciudadano tratará directamente con su autoridad de protección de datos nacional. La simplificación para unos no debe suponer mayor complejidad para otros.
Reforzar las rigurosas normas europeas en materia de protección de datos será una oportunidad de negocio. La sensibilidad de la población en lo relativo a la privacidad es creciente y esta tendencia no va a desaparecer, ya que nuestras vidas se están volviendo cada vez más digitales. Por supuesto, hará falta trabajar más a fin de garantizar la aplicación de estas reformas ambiciosas, pero las empresas que se mantienen a la altura de los tiempos y son capaces de ofrecer un grado más elevado de seguridad y protección de los datos están aumentando su atractivo.
La confianza es rentable. Es hora de restablecer y de consolidar el mercado único digital de Europa. La reforma de la protección de datos de la UE debe, pues, adoptarse rápidamente para garantizar el libre flujo de datos en Europa y sustituir al costoso mosaico legal y reglamentario actual. Los ciudadanos podrán confiar por fin en la protección conferida por un único conjunto de normas para todas las empresas que traten sus datos, aunque estas no estén establecidas en Europa. Los ciudadanos y las empresas de Europa no se merecen menos.
Viviane Reding, vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Justicia de la UE.