
La crisis financiera de 2008 puso en evidencia las carencias en el diseño de la Eurozona y desembocó en una crisis de deuda soberana que puso en peligro todo el proyecto europeísta. Las medidas para hacer frente a estos problemas, basadas en una austeridad excesiva, no han dado los resultados esperados y la Unión Europea (UE) sigue sin levantar el vuelo cinco años después con unas pymes ahogadas por la falta de crédito. Es hora de avanzar hacia una verdadera Unión Económica y Monetaria (UEM) que resuelva los desajustes de su diseño original y apostar por una nueva perspectiva para combatir la crisis económica a corto plazo y recuperar el crecimiento económico. El nuevo gobierno alemán debe asumir el liderazgo que actualmente corresponde a su país y hacer avanzar a la UE en este sentido por el bien de todos los europeos.
En 1999 se introdujo una unión económica y monetaria que, en realidad, era un proyecto político. De hecho, más que una unión económica y monetaria, la UEM original constituía una unión monetaria en una zona monetaria subóptima y con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento como único mecanismo para hacer frente a los desajustes y crisis económicas. A la UEM le faltaba la E.
Las crisis económicas pusieron de manifiesto los riesgos del diseño original de la UEM y la necesidad de profundizar en la unión económica. Desde entonces, se han introducido numerosas medidas en este sentido como el Two-Pack, el Six-Pack o el Pacto fiscal europeo. Estas medidas buscan una mayor coordinación económica, pero no son suficientes. La crisis ha demostrado que es necesario acompañar la unión monetaria con unión fiscal y política no sólo para prevenir futuras crisis, sino también para solucionar los problemas actuales.
El establecimiento de una unión bancaria es fundamental para evitar el círculo vicioso entre crisis de deuda y crisis de liquidez que se ha demostrado como una amenaza fatal para la Unión Europea a todos los niveles. La intervención de Mario Draghi y el programa OMT -compra de deuda soberana en mercados secundarios por parte del BCE- han sido cruciales para calmar a los mercados y reducir las diferencias en los costes de financiación entre los diversos Estados miembros, pero es necesario profundizar con una unión bancaria que garantice el flujo de crédito hasta las empresas.
La mayoría de instituciones y economistas coinciden en las buenas perspectivas macroeconómicas para la zona euro, pero es fundamental solucionar la falta de crédito a las empresas, especialmente a las pymes, que suponen el 97 por ciento de las empresas españolas, para reactivar la inversión y la actividad económica y, con ello, crear empleo. Con este fin, es necesario buscar una alternativa a la austeridad como único remedio contra la crisis. Durante estos años ha quedado probado que la excesiva austeridad para calmar a los mercados, promovida desde Berlín por Angela Merkel y apoyada en el Bundestag por la oposición, no es la respuesta en países con grandes desajustes y sistemas financieros disfuncionales. La austeridad es necesaria, pero no puede estar dictada por los mercados y ha de ser complementada con planes de reactivación económica. Por ello, la UE necesita una reforma en su gobernanza que permita hacer frente al pánico en los mercados y evitar unas medidas de austeridad de gran intensidad que han llevado a la fragmentación del Mercado Único y a una drástica reducción de la inversión con importantes consecuencias para las empresas.
A pesar de tratarse de un período crucial para Europa, todos los avances en Bruselas llevan bloqueados desde que las elecciones alemanas aparecieron en el horizonte. Merkel no podía comprometerse en nuevas cesiones de soberanía y avanzar en la necesaria integración por temor a perder un apoyo popular que no entiende por qué ellos tienen que seguir pagando por los excesos del Sur. Sin embargo, con el reciente refrendo popular y al frente de un nuevo gobierno, Merkel tiene que plasmar el eslogan de su campaña salvemos el euro en políticas concretas.
En materia europea, las diferencias entre una coalición con el SPD o con los Verdes no presentan grandes diferencias dado que la política exterior alemana está basada en grandes consensos. Ambos grupos de centro izquierda podrían ayudar a la canciller a contrarrestar la influencia del sector más conservador de la CDU-CSU e introducir una nueva política que relaje la austeridad y avance seriamente hacia la creación de una unión bancaria. Medidas que reduzcan la fragmentación del Mercado Único exacerbada por las crisis económicas, con los importantes beneficios que esto conlleva para las empresas españolas, y reactiven el crédito y la inversión a fin de permitir transformar las buenas previsiones macroeconómicas en creación de empleo.
Germán Buceta, presidente de Friends of Spain.