Cuando el economista de Goldman Sachs, Jim O'Neil, acuñó el término BRICS en el año 2001, estaba creando el tema de inversión más poderoso de la última década. El grupo de países a los que identificó (Brasil, Rusia, India y China, con la adición posterior de Sudáfrica) se estaban desarrollando deprisa en grandes economías, con el potencial de igualar o incluso superar a Estados Unidos, Japón y Alemania en la primera fila de las potencias industriales. Aquella fue una tendencia que pocos inversores quisieron perderse. A lo largo de los años, se lanzaron docenas de fondos BRIC, motivados por el deseo de participar en su crecimiento sobrealimentado. Ha pasado más de una década y los BRICS ya no son la apuesta segura que eran pero en los mercados siempre hay una gran historia de crecimiento en alguna parte. Los inversores necesitan creer en algo. ¿Qué podrá reemplazar a los BRICS? La tecnología, las grandes empresas y África son tres posibles candidatas, cada una con la misma historia de crecimiento potencial explosivo que una vez tuvieron los BRICS.
No cabe duda de que el quinteto de países a los que O'Neil identificó como los gigantes de este siglo parece mucho menos sólido ahora que hace algunos años. El año pasado, el PIB de Brasil sólo creció el 1% y no se espera que pase del 2% este año. Los disturbios callejeros sugieren que el enfado de la población por la desigualdad está creciendo y anuncia más problemas en el futuro. La economía rusa no se espera que crezca mucho más del 2% este año, incluso si el precio del petróleo, el principal motor de su crecimiento, ha superado los cien dólares/barril. La India no está mucho mejor. El crecimiento se ha ralentizado al 4% este año, del 11% hace dos años, y la inflación se dispara. Sudáfrica sólo creció un 2,5% el año pasado y puede que no crezca más del 2% éste. Y China, el más grande de todos, se adentra en aguas turbulentas. Su crecimiento se ha reducido al 7,8% este año, situándose por primera vez en mucho tiempo por debajo del 10% y se teme que su economía pueda hundirse durante la transición del crecimiento impulsado por las exportaciones a la demanda nacional.
China, con su enorme población y dinamismo industrial, sigue encaminada a convertirse en una gran economía. Brasil quizá también, aunque cada vez se ponga más en duda. Rusia avanza mucho menos de lo que se esperaba y trata con dificultad de dejar atrás los recursos naturales. Lo mismo ocurre con la India y Sudáfrica: ninguna está segura de sostener un ritmo de crecimiento rápido. Lo cierto es que el concepto BRICS ya no resiste a un escrutinio riguroso. Se puede discutir por qué: tal vez nunca tuvieron el potencial que se les asignó o quizá les haya afectado la recesión en el mundo desarrollado o puede que sólo estén pasando por los baches típicos del camino hacia el desarrollo. Sea lo que sea, no hay duda de que su crecimiento se ha ralentizado mucho y que ya no son precisamente los que mejor rinden. De todos modos, en los mercados siempre hay alguna gran historia de crecimiento. En la última década fueron los BRICS, antes la burbuja punto com y, si nos remontamos a los sesenta, las cincuenta mayores empresas, o la revolución de la radio en los años veinte. Los mercados son excitables de por sí y necesitan algo que les motive. Es parte de la psicología de la inversión contar con una gran historia que tire del carro. ¿De qué podrá tratarse en la próxima década? He aquí tres temas para el posible reemplazo de los BRICS. El primero es la tecnología. Hemos vivido una ola tremenda de cambios tecnológicos con el auge de los ordenadores, Internet y los móviles inteligentes pero es posible que no haya hecho más que empezar. La informática está a punto de transformar algunos sectores muy grandes. Los coches sin conductor se ven en el horizonte. Las empresas no crecen mucho más que los coches pero la historia nos sugiere que no serán los actores establecidos, como Volkswagen o Toyota, quienes se apropien de los vehículos controlados por ordenador, sino empresas completamente nuevas. La señal tradicional de televisión la desmembrarán los servicios de difusión por internet y, si la televisión estalla, las agencias de publicidad no tardarán en seguirla. Los libros electrónicos están cambiando la industria editorial y el comercio al por menor ya no se tiene en pie. La última ola de cambios tecnológicos vomitará toda una nueva generación de empresas, creando oportunidades increíbles para los inversores que se den prisa. A su lado, la burbuja punto com de los noventa parecerá un ensayo.
El segundo son las grandes empresas. En los sesenta, los mercados se obsesionaron con las cincuenta grandes empresas (un grupo capaz de dominar el mundo) pero ahora surge un nuevo grupo de gigantes. Apple, Amazon, Samsung, Google y compañía están adquiriendo un alcance internacional y un poder que hace que la General Motors de los cincuenta parezca la tienda de la esquina. En los próximos años, podrían obtener una posición de dominancia en el mercado, con capacidad para fijar los precios, que promete entregar rendimientos estelares durante toda una generación. Ya lo hemos visto en cierto modo con Apple. Si aplicamos la misma lógica a un grupo de empresas, un tema importante de inversión podría aparecer. Por último, África, con población joven y en aumento, mayor nivel educativo, rápida industrialización? Hace una generación, lo anterior podía describir a gran parte de Asia pero en la actualidad se refiere al África subsahariana. La región crece a un 6 por ciento anual según el Banco Mundial, más despacio que el Asia desarrollada pero más deprisa que cualquier otra región del mundo. Cinco de las diez economías de mayor crecimiento están en África (Sierra Leona encabeza la lista, con un crecimiento del 18,2%). Nigeria y Kenia están despegando y su crecimiento se vuelve autosostenible. Ningún otro asunto geográfico tiene tanto potencial. En los mercados siempre hay alguna idea de crecimiento. Con los BRICS a punto de caducar, sólo es cuestión de tiempo descubrir cuál es. En cuanto se establezca, el dinero lloverá, como lo hizo con los BRICS y las punto com. A los que se adelanten a la multitud les irá bien.
Matthew Lynn, Director ejecutivo de la consultora londinense Strategy Economics.