En la montaña de León, un filandón es una reunión, generalmente alrededor del fuego, para contar cuentos y transmitir oralmente tradiciones populares. En el África yoruba, el filandón leonés se llama patakí; una leyenda, un retazo de la historia, parte de la cultura de los griegos africanos del siglo IV a.C.
Éste dice así:
Togún era el dueño del monte. Señor de los herreros y de la tecnología, su símbolo era el machete, cuyo manejo dominaba. Sin embargo, le resultaba difícil conseguir comida porque, al ver un venado, empezaba rápidamente a cortar las malezas del bosque; pero el ruido y el tiempo que demoraba, hacían que su presa escapase.
OSochi era el mejor de los cazadores; sus flechas no fallaban nunca. Matemático e inteligente, su símbolo era el arco. Gracias a su puntería, lograba dar muerte a un venado a varios cientos de metros; pero en cambio, no podía ir a cobrar su pieza dentro de las malezas y de la espesura del monte.
Ambos decidieron, por separado, ir a ver a Motá, el más anciano y sabio del reino, a pedirle consejo. Con el alba fue Togún, quien recibió la instrucción de ir a la palma real, y esperar allí. Así lo hizo, quedando al poco dormido bajo el árbol. A mediodía, acudió OSochi a casa de Motá, quien le indicó que fuese a la palma real. Llegó al anochecer y debido a la falta de luz, tropezó con Togún. Aquel encuentro no fortuito hizo que ambos generales encendieran un fuego y entablaran una conversación, lamentando su situación.
Con las primeras luces del día, OSochi divisó un venado a lo lejos; sacó su flecha e hizo blanco. Y le dijo a Togún: ve, ahora no puedo cobrarlo. Togún con su machete abrió un corredor y llegó donde estaba el animal. Muy contentos, lo compartieron, con los rescoldos de la hoguera, sellando su amistad.
Desde entonces, ambos convinieron en que eran necesarios el uno para el otro, pues separados no eran nadie. Por lo que se unieron para siempre, sellando su acuerdo en casa de Motá. Por esa causa son inseparables, y es por ello que el señor del hierro y el señor de las flechas siempre van juntos.
Si traemos esta leyenda africana de hace más de 20 siglos al sistema eléctrico español, resultaría que Togún, señor del hierro y del cobre, es el Transportista; y que OSochi, señor de las flechas -trifásicas- y de las matemáticas, es el Operador del Sistema; y que Motá, el sabio regidor, es el Ministerio de Industria.
El Transportista y el Operador del Sistema, unidos
Hace ya casi 30 años que se creó Red Eléctrica de España -la compañía mixta del primer protocolo eléctrico-; 30 años durante los que el Transportista y el Operador del Sistema vienen trabajando hombro con hombro por el bien de España, de sus empresas y de sus ciudadanos; cuya misión principal sigue siendo garantizar en todo momento la continuidad y la seguridad del suministro de electricidad.
Toda la familia del sector eléctrico, todos los que han pasado por este apasionante mundo de la única energía que debe ser consumida en el mismo momento que se produce, todos nosotros, sabemos que ambos -transportista y operador del sistema- deben permanecer unidos, pues se necesitan mutuamente.
España necesita que Red Eléctrica siga siendo mutua y, simultáneamente, transportista y operador del sistema. Y al igual que en el patakí, ambos generales son inseparables, puesto que separados, no son nadie.
Un país como España, con limitadas interconexiones internacionales, con un peso muy relevante de las renovables no gestionables en su mix, con parte del territorio en sistemas aislados y periféricos, no puede permitirse el lujo de separar al transportista del operador del sistema, para que separados no sean ni eficaces ni mucho menos eficientes. Esa ruptura del TSO favorecería intereses particulares de unos pocos; pero iría en contra del bien común de la gran mayoría de ciudadanos y empresas.
Al igual que tampoco puede permitirse el lujo de renunciar a ninguna energía ni a ninguna tecnología; ni rechazar ser un yacimiento de las energías del siglo XXI para el norte de Europa y el norte de África.
Renegar de cualquiera de estos principios básicos de nuestro modelo energético es, simple y llanamente, lastrar la recuperación de nuestra economía, asumir riesgos innecesarios, generar incertidumbres sobre aspectos clave.
Un último apunte final: junto con Togún y OSoshi había un tercer general, llamado Elawá, señor del Comercio y los Mercados. Pero eso es otro patakí.
Andrés Seco, director general de operación de Red Eléctrica de España (REE)