La última comparecencia de Bernanke después de la reunión periódica de la FED ha provocado un fuerte reajuste de los mercados. Caídas de cierta consideración del precio de las acciones, elevación de las primas de riesgo, ventas de bonos de mercados emergentes, movimientos de divisas, caída del precio del oro, han sido temas de numerosos artículos durante la semana anterior.
Sin embargo Bernanke ha emitido un mensaje positivo sobre la economía, desde su óptica, Norteamérica presenta ya signos de recuperación, por ello fue explícitamente claro y avisó que los mercados y las economías deben prepararse para el inicio de la retirada de las medidas monetarias expansivas que hasta el momento ha orquestado, algo que a partir de diciembre puede comenzar a ocurrir. En principio las caídas parecen responder a una previsible reorganización de carteras, los tipos demasiado bajos condicionaban la búsqueda de rentabilidad de los inversores, en algunos casos asumiendo un riesgo bastante alto y en total desequilibrio de ratios rentabilidad/riesgo históricos, soportadas además por la generosas barras de liquidez. Hasta el momento todo parece encajar, más si tenemos en cuenta la visión del FMI. El Fondo venía manifestando en sus informes la incipiente formación de burbujas en el precio de alguno de los activos financieros, por lo que venía reclamando una retirada paulatina de las medidas de estímulos orquestadas por los bancos centrales . En este sentido la bolsa española ha roto a la baja el nivel de los 8.000 puntos y el bono a diez años ha llegado a tocar, en los mercados secundarios, el 5% de rentabilidad aupando la prima de riesgo al entorno de 325 puntos básicos. Surge aquí la pregunta de si esta elevación de la prima de riesgo se debe tan sólo a la reorganización de activos, anteriormente aludida, o por el contrario pone de manifiesto tensiones latentes en nuestra enorme masa de deuda pública acumulada hasta el momento.
La deuda pública española avanza inexorablemente a un ratio del 100% del PIB, algo que más temprano que tarde me temo alcanzaremos. Las agencias de calificación crediticia como por ejemplo Standard and Poor´s mantienen a nuestro bono en el último escalón de grado de inversión, algo preocupante si tenemos en cuenta que la perspectiva sigue siendo negativa y que por tanto podremos ver como España engorda la lista de países high yield o, si se prefiere, bonos basura. Es cierto que países como Italia han convivido con ratios de deuda sobre PIB muy superiores, España partía en esta crisis con ventaja al tener unos niveles más contenidos de financiación al sector público y por debajo de la media europea, sin embargo la percepción de los inversores es ahora diferente. La cuestión a resolver es la sostenibilidad, hasta cuando se seguirá comprando títulos públicos, máxime si el BCE va retirando progresivamente las líneas de liquidez que a través de los bancos han posibilitado las emisiones de letras, bonos y obligaciones. Parece cada día más claro que la actual crisis no es un problema monetario, máxime si el crédito al sector privado no funciona, sino de crecimiento y precisamente en el crecimiento es donde puede estar la clave a la cuestión anteriormente planteada. España está necesitada de continuar con las reformas que está emprendiendo: economizar y racionalizar el enorme gasto de nuestra administración, profundizar en la reforma de la pensiones, terminar de sanear la banca, impulsar el mercado laboral y como no apoyar el crecimiento, una reforma fiscal que deje de penalizar las rentas del trabajo. El crecimiento económico es básico que llegue a nuestro país, pero además que sea lo suficientemente vigoroso para lograr el denominado circulo virtuoso: más consumo, bajada progresiva de IRPF, más empleo más confianza, mas recaudación fiscal, más PIB, menos prima de riesgo, mayor financiación privada.
Es aquí donde el papel de Europa debe aparecer tal y como reclama el FMI en su último informe sobre España, más teniendo en cuenta que España ha sido de los países que más esfuerzo está realizando, mírense sino la caída de los salarios. Europa puede y debe hacer más. Si comenzamos por el tema bancario Europa debe avanzar hacia la unión bancaria, esta unión rompería la perversa vinculación: riesgo soberano/riesgo bancario, algo que permitiría el inicio de un cierto flujo de crédito hacia nuestras empresas y nuestras familias, no solo permitiría la llegada sino también el abaratamiento de los tipos a pagar.
En la actualidad y tal y como viene recogiendo este diario el coste de financiación para empresas y familias es elevadísimo cuando lo comparamos con países como Alemania y Francia. Este flujo de recursos se vería amplificado si además se consigue que a través del Banco Europeo de Inversiones, BEI, u otro organismo se realicen emisiones y titulizaciones de créditos, aún siendo reiterativo la apertura de crédito a nuestras empresas, especialmente Pymes, es fundamental para garantizar el crecimiento y que comience el círculo virtuoso. Otro aspecto donde hay que poner especial atención es en la llegada de fondos para apoyar el empleo, no solo para jóvenes sino también para otros colectivos muy precarios como es por ejemplo el caso de parados de larga duración y más de cuarenta y cinco años, muchas veces olvidados pero de enorme importancia. O conseguimos medidas de crecimiento o antes o después nos veremos obligados a una quita de nuestra deuda pública.
Miguel Ángel Bernal Alonso, profesor y coordinador del departamento de investigación del IEB.