
La planificación financiera es un vehículo fundamental a la hora de sacar un mayor rédito a nuestros ahorros. Una planificación que tiene que orientarse a un objetivo primordial: proporcionarnos tranquilidad. Pero no podemos quedarnos aquí. Tenemos que poner toda la carne en el asador para que nuestros ahorros alcancen la mayor rentabilidad, que nuestro dinero trabaje por nosotros. Y para conseguir tranquilidad y rentabilidad, hay que pasar necesariamente por un asesoramiento financiero de calidad, independiente y transparente, que nos ayude a diseñar un futuro a nuestra medida. ¿Cómo mide el cliente la calidad de este asesoramiento?
Las certificaciones profesionales son muy importantes, porque además de validar los conocimientos y la formación del asesor, acreditan su compromiso con un comportamiento ético a la hora de tomar decisiones. Se trata de un primer argumento para restablecer la confianza perdida entre el cliente y el asesor financiero, que debe presentarse como una figura que conoce a la perfección las prioridades y el perfil de su cliente. Sólo así le podrá ofrecer el mejor servicio.
Desgraciadamente, en España todavía no hemos avanzado mucho en este asunto y no existe normativa que regule la cualificación de quienes quieran realizar labores de asesoramiento y de intermediación de productos financieros. Para ser rigurosos, en el resto de Europa tampoco se está avanzando mucho en este sentido. De momento, Reino Unido es el único que está haciendo los deberes con la puesta en marcha de una normativa que exige la certificación de los profesionales y elimina las retrocesiones. De esta forma, ya no se pueden cobrar comisiones por la venta de un producto determinado, pero sí por la labor de consejo y asesoramiento financiero.
Ahora que parece que la reforma financiera española ha pegado el empujón definitivo para corregir los desequilibrios de la crisis, tenemos una magnífica oportunidad para avanzar en la regulación del asesoramiento financiero. Reducir los conflictos de interés es básico. Pero no hay que olvidar que es indispensable mejorar la oferta, cualificando a los profesionales, y la demanda, trabajando en la mejora de la cultura financiera, otra asignatura pendiente en nuestro país. Cuando uno está enfermo, confía en poder acudir a un hospital con la mejor tecnología. Pero, sobre todo, lo que desea es ser atendido por los mejores médicos. Aquí tiene que ocurrir lo mismo: que un ahorrador particular sea aconsejado por un asesor financiero cualificado, que acredite su independencia y que haya firmado un estricto código ético.
Alfonso Roa, presidente del comité de Certificación y Acreditación de EFPA España.