Eficiencia y maximización son dos términos muy de actualidad, tanto a nivel empresarial como en el ámbito personal. No dejan de ser otra cosa que ahorrar y optimizar en tiempo y recursos, potenciando al máximo los resultados. Esta simplificación en tiempo y costes también se encuentra en búsqueda permanente en el apartado de resolución de conflictos de las empresas e instituciones. En los últimos meses hemos contemplado cómo los procedimientos de arbitraje internacional se han multiplicado. En 2012 se alcanzó un récord de casos en el organismo internacional de arbitraje, CIADI. La razón de este repunte es que las empresas ven en el arbitraje de inversión un medio de solución de controversias disponible para poder reclamar en un plano internacional contra los Estados en caso de que éstos afecten a sus inversiones, por ejemplo mediante expropiaciones y nacionalizaciones. Se tarda menos tiempo, la resolución es habitualmente más práctica y el coste, por lo general, suele ser menor.
De forma paralela a este aumento de actividad arbitral se han introducido cambios en la normativa y regulación, tanto a nivel internacional como local. El objetivo de estos cambios en la regulación no es otro que poner en valor y dotar de mayor relevancia del proceso, otorgando un papel fundamental a la figura del perito, un perito independiente y realmente profesional.
Estos cambios normativos favorecen, entre otros aspectos reseñables, la confidencialidad, la flexibilidad y la comunicación de los peritos con los árbitros, convirtiéndolos en auténticos auxiliares de los árbitros que buscan la consecución de acuerdos de diferentes dictámenes, permitiendo al árbitro centrarse en las áreas reales de desacuerdo.
El perito realmente profesional es aquella figura que es totalmente independiente, es decir, que no trabaja con honorarios de éxito, no forma parte de la misma organización que realiza la auditoría estatutaria, ni de la que realiza la labor de asesoría fiscal. En definitiva, un profesional que además de serlo, ha de parecerlo. El perito independiente es aquel que basa su labor en aportar claridad meridiana en el dictamen, el que realiza una descripción exhaustiva de los hechos en los que fundamenta sus opiniones para poder llegar a una conclusión válida. Por ello es una figura buscada y codiciada en la actualidad.
Es necesario desterrar rancias tradiciones por las que no era habitual documentar las afirmaciones ni se acreditaban los cálculos, basando las conclusiones únicamente en ese áurea y halo de falso experto para defender meras opiniones subjetivas y/o juicios de valor.
Es labor de todos los peritos de profesión y de todos los que, de alguna forma, formamos parte del arbitraje exigir independencia de todos sus profesionales con respecto al tribunal arbitral de las partes y de los abogados. Como diría un inglés, it's a must. Hemos de acreditar que no existe interés económico alguno en los resultados, más allá de los propios honorarios.
En la medida que seamos capaces de avanzar en este camino, a la vez que se mejora y actualiza la normativa, seremos capaces de convertir al arbitraje de inversión en una clara alternativa a otros mecanismos de resolución de conflictos , para ser, como fue ideado en origen, un procedimiento más ágil, flexible y profesional.
José Enrique Rovira, Socio de Accuracy España.