
Todo se va en hablar de crisis, deuda, recuperación ansiada, mercados, déficits, banca, etc. Este inmenso chismorreo es como cualquier revista del corazón que a golpes de banalidades en papel couché, llenan las horas que apenas dejan libres las preocupaciones y los dramas familiares y personales de estos tiempos.
Y de la misma manera que las ocurrencias y gansadas de los famosos estampillados son portada en el papel impreso y en las televisivas tertulias de naderías sazonadas con picante y esperpento, las naderías, frivolidades y lugares comunes de los llamados expertos económicos institucionales ocupan cabeceras y tertulias radiotelevisadas...
No son otra cosa el rosario de declaraciones de Rajoy, de Guindos, Montoro, Draghi, o Lagarde; variantes sobre la misma vacuidad y ritornellos de la misma monodia. A veces estos ilustres comediantes, manijeros bien pagados del poder económico, se permiten alguna improvisación verbal que desmiente toda su ejecutoria anterior o la de sus compañeros de elenco.
Así, Lagarde declara un día que la llamada austeridad parece que es contraproducente para estimular el crecimiento. Al día siguiente sigue poniendo su firma bajo decisiones que incrementan el empobrecimiento de las poblaciones. Ni siquiera son cortinas de humo que lancen para evitar que la opinión pública caiga en la cuenta de que así no hay solución.
Es más grave aún, son balbuceos, improvisaciones y largas cambiadas que partiendo de su convicción de que el proyecto de la UE tal cual existe, es un inmenso montaje, un atrezzo, una tramoya que habiendo sido construido en otra época siguen en esta como zombies que en su momento fueron proyectos, apuestas, ilusiones y construcciones efectistas.
No existen Europa o la UE , sólo la banca alemana, frau Merkel, Draghi, el FMI y el miedo, la incapacidad y la complicidad de equipos gubernamentales dignos émulos de Bellido Dolfos, ¿Qué opinan ahora aquellos cruzados del europeísmo prêt á porter?