¡Vaya inicio de semana! El lunes fallecen Margaret y Sara; el martes José Luis. Thatcher, Montiel y Sampedro. Una política, una artista y un intelectual. Tres rebeldes. Cada uno en su estilo. Inconformistas con su entorno, se tomaron el mundo que les rodeaba por montera y defendieron sus ideas con palabras, cantos y escritos.
Tres rebeldes. Thatcher rompió los moldes del conservadurismo inglés. Primero venía de la clase media, inusual entre los tories. Un partido trufado de aristócratas que aceptó, no sin resistencia, a una dama procedente de la pequeña burguesía comerciante. Segundo, ha sido, de momento, la única mujer que llegó a ser Primera Ministra británica. Tercero, fue capaz de despertar al dormido león inglés y darle la autoestima necesaria para recuperar un papel protagonista en el concierto económico y político mundial.
Tres rebeldes. Montiel salió de La Mancha, pero al contrario de su paisano D. Quijote no se anduvo con romances caballerescos. Antes bien, usó a los caballeros en provecho propio. Se fue a las Américas (del norte y del sur) y arrebató a multitudes con su físico y su interpretación. Recuerdo aún las colas de los cines de Valencia, que rodeaban la manzana donde se echaba (como se decía entonces): El último cuplé.
Tres rebeldes. Sampedro siempre fue un escritor y economista travieso, además de profundo. Su Estructura Económica sirvió de orientación a generaciones de futuros economistas. Crítico con el capitalismo entroncó con la rebeldía intelectual: desde la lucha junto con Aranguren y Tierno Galván del posmodernismo al estilo de Mayo del 68 francés, hasta unirse a los indignados de Hessel con más de noventa años.
Tres rebeldes que decidieron decirle al mundo lo que pensaban y triunfaron. Ahora, que todos esperan obtener el bienestar de los esfuerzos de otros, es bueno recordar a quienes desde posiciones opuestas demostraron que cuando las personas se empeñan lo consiguen casi todo. Tres rebeldes.
J. R. Pin Arboledas, profesor del IESE.