
Era muy probable que se llegase a un acuerdo de última hora en Chipre. Las cantidades eran muy pequeñas y los efectos de que el país se marchase caóticamente del euro demasiado catastróficos como para que ambas partes no estuviesen preparadas para un compromiso. Muy entrada la noche, y con un plazo inminente, las dos partes consiguieron redactar un trato. El euro sigue vivo un día más. Sin embargo, la debacle chipriota ahondará una depresión que ya ha empezado a afectar a la economía europea. Ya no se trata de una crisis financiera... es una crisis económica. Y el hundimiento de Chipre la empeorará aún más.
El supuesto "rescate" empujará a un país hacia una recesión desastrosa, provocará la salida de los fondos internacionales de la Eurozona y animará a las pequeñas empresas y a los depositantes a atesorar efectivo. Una economía moderna no puede funcionar sin un sistema bancario sano y, después de Chipre, ningún banco de la Eurozona puede considerarse a salvo.
Moscú, tan corrupta como Las Vegas o Nápoles
Se han escrito muchas tonterías sobre que el modelo económico de Chipre era insostenible. Se había convertido en un paraíso financiero, con los bancos repletos de dinero sucio ruso, dicen. En la versión alemana de los acontecimientos (y en Alemania siempre se sospecha de los mercados financieros), ellos han sido los culpables de su propia caída. Si se arruinaban era culpa suya y, si se les echaba, tal vez la moneda estuviese mejor sin ellos.
Nada de eso ha sido justo. Es cierto que había mucho dinero ruso en los bancos del país ¿y qué? A pesar de las películas de Hollywood, Rusia no está más dominada por los gángsters que cualquier otro país. Puede que Moscú no sea tan pura como la nieve (salvo cuando nieva), pero tampoco es más corrupta que Las Vegas o que Nápoles. Ni existen motivos para pensar que los rusos que aparcan su dinero allí están evadiendo impuestos. Los impuestos en Rusia son muy bajos (un impuesto sobre la renta fija del 13% y un 20% de impuesto de sociedades). En general, la gente no evade impuestos tan pequeños porque no vale la pena el riesgo. Y si lo hicieran, les convenía más pagar al fisco en Rusia que los gravámenes que tendrán que acabar pagando sobre sus depósitos en Chipre.
Lo cierto es que la banca es un sector muy lucrativo y no hay razón para no basar una economía en él. Muchos lugares tienen sectores financieros importantes sin ser inestables. ¿Qué hay de Suiza, probablemente el país más estable del mundo? ¿O incluso de Londres o Nueva York? Islandia estalló pero, por norma general, los centros financieros funcionan bien. La banca hizo de Chipre uno de los países más ricos del Mediterráneo, con un PIB per cápita de 30.000 dólares, similar al español. Si la crisis del euro no hubiera destruido a su principal socio comercial (Grecia) e impuesto enormes pérdidas a sus bancos, habría seguido enriqueciéndose. Y, dado que el resto de la Eurozona provocó la crisis, no era de recibo no ayudarles.
Estabilidad a corto plazo a cambio del desastre final
Sin embargo, a la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional se les ha ocurrido un "rescate" que destruirá la economía chipriota. Como tantos acuerdos previos en la Eurozona, se compra la estabilidad a corto plazo al precio del desastre a largo plazo.
Hay tres grandes problemas. Primero, la economía chipriota, relativamente de éxito, está a punto de diezmarse. Ya se calcula que el PIB podría caer un 20% en los próximos cinco años. ¿Qué otra cosa esperar? Los servicios representan el 80% de la economía y, aunque el turismo sobrevivirá, el sector bancario no. Ningún dinero serio querrá seguir en el país después de la telenovela de hace una semana. Tal vez Chipre debería levantar otras industrias pero ¿cómo lo conseguirá con un sistema bancario en quiebra y unos controles de capitales que impedirán a las empresas llevarse el dinero fuera? Puede que tengan gas marítimo, como muchos han especulado esta semana, pero ¿quién querrá desarrollarlo si no puede sacar el dinero? Probablemente Corea del Norte tenga un clima empresarial más benigno que el de Chipre esta semana. Se unirá a Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia en una recesión permanente. Un arco de pobreza y paro se esparce por Europa, empezando por Nicosia y llegando hasta Dublín. A medida que cada país se empobrezca más, será más difícil para los demás.
Además, el "rescate" provocará la salida de los fondos globales de la Eurozona. El euro pretendía ser una moneda de reserva mundial que rivalizase con el dólar. Estaba haciendo progresos en ese sentido. El 42% de las reservas rusas estaban en euros y son la cuarta mayor del mundo. Ahora ya no. España ya ha propuesto una tasa del 0,2% a las cuentas bancarias. Otros podrían seguir sus pasos. Se suponía que convertirse en una moneda de reserva mundial era una de las grandes ventajas de crear el euro. Ya no hay ninguna posibilidad. Al contrario, los fondos huirán, dañando la moneda y, sobre todo, perjudicando la inversión.
Por último, los depósitos huirán de otros países periféricos, aunque no de un día para otro. En realidad, abrir una cuenta en un banco extranjero es bastante complicado (y a menos que se tenga mucho dinero, lo más probable es que no valga la pena) pero los particulares y las empresas cada vez son más reacios a meter dinero en el banco. En su lugar, preferirán activos reales o se aferrarán al efectivo. Y eso va a perjudicar a las economías todavía más y también a unos bancos renqueantes.
Habría sido mucho mejor para Chipre y el resto de Europa si se hubiesen tomado decisiones difíciles a largo plazo durante el fin de semana, incluido el rescate de los bancos chipriotas y la negociación de la una salida ordenada del país de la moneda única. Los mercados subirán con el acuerdo (una salida repentina de Chipre habría sido un suceso traumático), pero el "rescate" no deja de ser un desastre para la economía de la Eurozona. Ya estaba encogiéndose y en otoño se encontrará en una depresión hecha y derecha. El euro y los mercados europeos de capitales seguirán cayendo durante el resto del año.
Matthew Lynn, director ejecutivo de la consultora londinense Strategy Economics.