Nos encontramos ya camino del quinto año de una crisis cuyas causas y consecuencias son amplias y conocidas por todos. Lo que en el año 2007 comenzó siendo una crisis financiera en Estados Unidos, pronto comenzó a trasladarse a las economías reales del resto del mundo, siendo sus efectos más intensos en aquellas economías que, como la muestra, había basado su estrategia de crecimiento en sectores intensivos en mano de obra pero de baja productividad.
Durante todo este tiempo hemos vivido dos etapas diferenciadas en lo que a las respuestas desde las esferas públicas se refiere. En la primera se optó por inyectar estímulos de gasto a la economía para mitigar los efectos perniciosos y, en la actual, la consolidación de las cuentas públicas y la consiguiente reducción de déficit y deuda pública constituyen el eje central de las actuaciones.
Ambas apuestas no parecen haber arreglado los problemas, y es más, están abocadas a perpetuarlos en el futuro porque adolecen de una ausencia de sentido finalista que permita responder a preguntas como estas: ¿Cómo queremos ser y a qué queremos dedicarnos dentro de veinte años? ¿Cuál será la apuesta de la economía española de cara al futuro? ¿Qué sectores se convertirán en los ejes principales de un nuevo escenario de prosperidad económica en España? ¿Está nuestro país preparado para abordar los retos de la economía basada en el conocimiento? ¿Qué legado vamos a dejar a nuestros hijos?
En mi opinión, las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) dan respuestas a buena parte de esas preguntas, dada su capacidad transversal para afectar al resto de sectores de la economía. Ello no es óbice, para dejar de lado, claro está, las fortalezas que tenemos, porque aunque en estos momentos de zozobra es fácil pensar que no hay nada positivo, no es así. No podemos construir todo de cero, sino que tenemos que esforzarnos por impulsar un modelo que, ponga en valor los casos de empresas y emprendedores españoles que, en este contexto ciertamente crítico, están creando valor, están innovando e internacionalizándose en sectores diversos. Las TIC pueden contribuir de forma decisiva a todo esto.
Es necesario encontrar un espacio de debate y reflexión profunda, ausente en buena medida, que consiga involucrar al conjunto de la sociedad en este proceso. Nos encontramos en un momento en que el camino que escojamos puede marcar el devenir de lo que queda de siglo y nos afecta a todos como sociedad. Por ello, es más necesario que nunca que todos y cada uno de nosotros llevemos a cabo ese esfuerzo para aportar, pensar y reflexionar.
Conscientes de esta necesidad, el Consejo Social de la UNED, del que formo parte, ha lanzado una iniciativa en este sentido: el Foro Virtual sobre Cambio de Modelo Productivo y Universidad, Innovación y Sostenibilidad. Un espacio de debate abierto al conjunto de la sociedad y en el que poder realizar un esfuerzo de responsabilidad e inteligencia colectiva por parte de todos, en el que volcar nuestro conocimiento para buscar un camino en el que todos nos encontremos a gusto y nos lleve a un futuro mejor, evitando cometer los errores del pasado.
El debate está estructurado en tres niveles: Consejo Social de la UNED, grupo de expertos y debate abierto. Este esfuerzo de inteligencia colectiva se verá reflejado en una jornada presencial en la primera quincena del mes de mayo, en la que se pondrán en común la opinión de los expertos y las principales aportaciones extraídas del foro abierto.
Todo el mundo está invitado a participar para construir nuestro futuro entre todos. Entra en csdebateabierto.uned.es
Javier Nadal. Secretario del Consejo Social de la UNED.