
Por fin el día 8 de octubre quedó oficialmente inaugurado el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), cuya creación fue propuesta en diciembre de 2011 con la intención de que entrara en vigor en agosto de este año -tuvo que retrasarse a instancias del Tribunal Constitucional de Alemania-. El 12 de septiembre fue aprobado por dicho Tribunal, y, nada más conocerse la sentencia, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, convocó la primera reunión del Consejo de Gobernadores de este nuevo Fondo, constituido por los 17 ministros de Economía de la Eurozona.
En la sesión constituyente, que se acaba de celebrar, los ministros aprobaron sus estatutos y su directorio, y se dio a conocer el tratado de su constitución que, como suele ocurrir con estos documentos, no carece de ambigüedades que están dando lugar a informaciones poco precisas. Se le asigna un capital de 700.000 millones de euros, que se distribuyen según el peso asignado a cada país en los recursos del BCE, por lo que a España, que ocupa el cuarto puesto, le corresponden 83.325 millones de euros.
Hasta mediados de 2013 los 17 socios del euro deberán aportar en cinco plazos 80.000 millones de euros, que será el volumen del MEDE en efectivo. Los 620.000 millones restantes se alcanzarán con los avales de los referidos países sobre las emisiones de deuda del MEDE. La capacidad máxima de préstamos de este fondo se limitará, a partir de 2014, a 500.000 millones de euros. Su director general será el alemán Klaus Regling, quien ha dirigido el EFSF (por sus siglas inglesas), el fondo temporal al que viene a sustituir el MEDE.
Entre las funciones del MEDE está la recapitalización directa de las entidades financieras de la Eurozona en dificultades y la compra de deuda soberana en el mercado primario; supone, por lo tanto, un complemento del Banco Central Europeo (BCE), dadas sus especiales características como controlador de la estabilidad monetaria.
La entrada en vigor de esta nueva institución comunitaria, definida como la piedra angular de la unión monetaria (UM), ha sido recibida con gran satisfacción por los líderes europeos. Ya el día de la ratificación del Alto Tribunal alemán, la canciller Merkel lo celebró afirmando que "es un buen día para Alemania y para Europa", y el presidente de la Comisión Europea, Durão Barroso, dijo que "es un instrumento muy útil, sólo comparable al FMI". Para el comisario Olli Rehn, no se trata de una decisión precipitada, y todavía está pendiente de otras muchas decisiones, pero afirma sentirse más optimista que en la primavera pasada respecto a que las crisis ahora podrán ser mejor controladas.
Este nuevo paso adelante en la consolidación de la UM, que el ministro alemán de Finanzas espera que sea tenido en cuenta por los mercados financieros, supone un progreso sobre los temporales fondos de rescate existentes, porque en adelante habrá un fondo permanente y con un considerable volumen de recursos. Pero no debemos engañarnos pensando que ya tendremos las espaldas guardadas y que ancha es Castilla. El MEDE no anula la cláusula "no bail-out" por la que, de acuerdo con el marco establecido en el Tratado de Maastricht, en la UM unos Estados no se responsabilizan de las deudas de otros Estados, de manera que en ningún caso se pretende convertir la UM en una unión de transferencias. Por eso se establece que las ayudas sólo se darán después de conocer los verdaderos motivos por los que un Estado ha llegado a una situación crítica y, en consecuencia, los receptores han de aceptar las condiciones que se le impongan, exigencia insistentemente repetida en el Tratado, porque se quiere prevenir que se repitan los desaciertos que han motivado la demanda de un rescate.
Entre las funciones del MEDE está, como hemos dicho, la recapitalización directa de las entidades financieras en dificultades, que es lo que más inmediatamente interesa a nuestro país. Pero esto no lo podrá hacer el nuevo fondo hasta que exista el supervisor financiero único -dependiente del BCE- para la zona euro y, por lo que parece, su proceso va a ser lento para no ser excepción a lo que estamos acostumbrados en los procesos comunitarios.
En el mejor de los casos, se espera que esto podrá ocurrir a lo largo de 2013, por lo que el MEDE no podrá responsabilizarse de los 100.000 millones de euros ofrecidos para sanear el sistema bancario español, como quería nuestro Gobierno para que esos recursos fueran directamente a los bancos sin afectar a la deuda soberana. Y posiblemente tampoco se llegue a tiempo en ese otro rescate que tanto se está discutiendo y que para algunos se debe pedir sin más dilaciones y para otros todavía no es urgente.
Eugenio M. Recio, profesor honorario de ESADE.