Firmas

No utilizarás el nombre de Friedman en vano

En el Financial Times del viernes 12 de octubre pasado, Samuel Brittan postulaba de nuevo la entrada en funcionamiento del helicóptero (de Friedman) en un artículo de opinión que llevaba el controvertido título de El mito dañino del presupuesto equilibrado (The Harmful Myth of the Balanced Budget). El comentarista británico se une al numeroso coro de quienes piden financiar el gasto público con cargo a la emisión de billetes de banco por parte del Banco Central; es lo que Keynes denominaba financiarse con inflación o la inflación como impuesto, ya que la inflación funciona como un impuesto que no ha pasado por los parlamentos; esto lo explica Keynes muy bien en el capítulo 2i del A tract on monetary reform (1923). Esta forma de pensar tira por la borda más de 700 años de teoría avalada por la evidencia empírica.

Las teorías mercantilistas del aumento de la circulación monetaria estuvieron muy en boga en la Europa del siglo XVII y hasta principios del siglo XVIII, que culminarían en el fracaso estrepitoso del sistema de John Law (1671-1729), que en su obra Money and Trade Considered (1705) intentaba persuadir al Parlamento escocés, precisamente dos años antes de que Escocia e Inglaterra se unieran en 1707, de que la clave para la prosperidad de Escocia consistía en un aumento de la oferta de dinero. Es interesante señalar el dato de Escocia, que se une a Inglaterra, tras haber sido una monarquía independiente, nada que ver con Cataluña, que siempre formó parte de España.

John Law creía que al aumentar la oferta de dinero aumentaría la actividad económica sin aumentar el nivel de precios. Aunque Law no convenció al Parlamento escocés, sí logró persuadir en 1716 al Duque de Orleans, regente de Francia tras la muerte de Luis XIV, y obtuvo un decreto aprobando el primer Banco de Francia con facultad de emitir papel moneda, esto es, billetes de banco. Billetes que al no tener ningún respaldo, provocaron la mayor orgía especulativa de todos los tiempos, que culminaría con la ruina de multitud de familias y grandes perjuicios sufridos por la mayoría de los franceses.

Pero volvamos a la teoría del helicóptero. M. Friedman expone por primera vez su teoría en 1969 en The optimum quantity of money and other essays, capítulo I, iii. Y volvió a ella en 1992 en su obra Paradojas del dinero, capítulo 2, cuando intenta explicar la mal llamada Teoría de la inflación beneficiosa de Hume, porque la subida de los precios relativos deja de ser beneficiosa precisamente cuando aparece la inflación (D. Hume, 1711-1776, Ensayos morales y políticos (1741), discurso III, Del dinero).

Como he explicado no hace mucho en otra publicación (Abc, 11 de febrero de 2012), lo que dice Friedman es que "tenemos sólidas pruebas de que una crisis monetaria que comprenda una reducción sustancial de la cantidad de dinero es condición necesaria y suficiente para una gran depresión", pero nunca dijo lo contrario. Todo el razonamiento de Friedman está orientado a explicar que cuando la cantidad de dinero crece más que la producción de bienes y servicios se produce la inflación. Con su teoría del helicóptero, intentaba ilustrar la teoría de Hume sobre la influencia de los aumentos de la cantidad de dinero sobre los precios relativos. Se refería Hume a la influencia positiva que los aumentos en la cantidad de dinero tienen sobre el progreso de la economía. Un efecto positivo, pero sólo en el intervalo en que se produce el aumento y la elevación de todos los precios, esto es, cuando aparece la inflación".

La inflación aparece cuando el dinero se ha extendido por toda la economía, como ocurriría si un helicóptero tirara dinero por toda la isla o país en cuestión y lo recogieran en cantidades similares sus habitantes. "A fin de evitar tanto la depresión como la inflación, Friedman propuso la aplicación de una regla monetaria consistente en el crecimiento de la cantidad de dinero a una tasa constante, similar a la tasa de crecimiento del PIB. Los aumentos en la cantidad de dinero, más allá de la regla, se traducirían en inflación y no en crecimiento económico".

Afortunadamente, disponemos de los escritos de los personajes citados, y sería bueno que antes de utilizar el nombre de Friedman en vano, leyéramos lo que escribió al respecto.

Victoriano Martín, catedrático de Historia del Pensamiento Económico de la Universidad Rey Juan Carlos.

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