
Recientemente se ha concedido al presidente del banco central alemán (DBB), el doctor Jens Weidmann -que tan pocas simpatías tiene en nuestro país-, el Premio Ludwig-Erhard para publicistas económicos.
En el discurso de agradecimiento, que pronunció en Berlín el 5 de julio con el título 'Asegurar la estabilidad de la Unión', afirmó que para los bancos centrales es muy importante que la opinión pública comprenda lo que significa la estabilidad monetaria, y que para ello es necesario un trabajo publicitario.
Según el presidente del DBB, los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad en la crisis actual. Uno de sus objetivos debería ser tratar de hacer inteligibles a los ciudadanos las complicadas relaciones existentes entre las políticas monetaria, fiscal y financiera para contribuir así a hacer entender la naturaleza de la crisis y las políticas anticrisis, que se deben aplicar sin caer en descripciones tenebrosas. Los periodistas y publicistas que lo consigan merecen un gran reconocimiento por parte de la sociedad.
En su discurso, al explicar la tan criticada entre nosotros cultura de la estabilidad del DBB, trata de explicar que la estabilidad monetaria es el fundamento sobre el que descansa el bienestar colectivo. Aunque admite que la hiperinflación de los años 20 está arraigada en el pensar colectivo de los ciudadanos -lo que se interpreta en el exterior como si los alemanes estuvieran poseídos del temor a la inflación-, advierte que en la importancia que se da a la estabilidad monetaria juega un gran papel la experiencia positiva que se vivió en el país con el D-Mark, la moneda creada por el ministro de Economía Ludwig Erhard en 1948.
Esto hace que la opinión pública valore muy positivamente la política del DBB, pero reconoce que este éxito de su banco emisor lo ha hecho posible en gran parte la propia población, que ha defendido su independencia en la praxis. En todo lo cual ha sido decisiva la aportación de una prensa bien informada.
La imagen que transmite la prensa internacional de un DBB dogmático, inflexible y poco fiel a los principios constitutivos de la Unión Europea se debe, según el autor, a que también en tiempos de crisis se defiende la importancia de la estabilidad monetaria y la necesidad de que se establezcan reglas vinculantes para un ordenamiento de un sistema monetario estable y duradero. Esto para muchos es una verdad molesta, pero el DBB, según su presidente, nunca se ha avergonzado de representar actuaciones incómodas, pues habla a su favor el haber conseguido hacer de una nueva moneda, el D-Mark, una de las divisas más estables en el mercado internacional.
Ésta sería la aportación que el DBB quisiera hacer para la recuperación del euro y, por eso, en la segunda parte de su discurso el doctor Weidmann habla del papel de la política monetaria en la estrategia contra la crisis y de las orientaciones que se han de seguir para establecer un marco consistente para la Unión Monetaria. Habría que aprovechar la oportunidad que ofrece la crisis para caer en la cuenta de los beneficios que supone la estabilidad monetaria para el bienestar de todos.
Pero esto sólo se podrá conseguir si los ciudadanos de la Eurozona comprendemos y apoyamos el papel del Banco Central Europeo (BCE), como hicieron los alemanes cuando su banco central era el responsable de la estabilidad del marco. Hay que tener en cuenta que los estatutos del BCE no se pueden comprender si no se parte del supuesto de que se valora y reconoce la importancia de la estabilidad monetaria, y, por lo mismo, para entender su actuación hay que tener las ideas claras sobre lo que puede aportar la política monetaria para superar la crisis, pues existe el peligro de que se tienda a eliminar los límites entre la política monetaria y la fiscal e incluso de que la política fiscal arrastre a la monetaria forzando al banco emisor a tomar decisiones que son contrarias a la misión que se le ha confiado y a la prohibición de una financiación monetaria de los Estados, en el sentido de que los déficits públicos no deben ser financiados con la creación de dinero.
Lamentablemente la experiencia de la crisis parece demostrar que muchos de los que tenemos el euro como moneda propia no valoramos suficientemente la importancia de la estabilidad monetaria, como instrumento de política económica, y, por eso, el galardonado presidente insiste en su discurso en la responsabilidad que tienen los medios de comunicación en la información que deben transmitir a los ciudadanos para crear esa cultura tan necesaria de la estabilidad.
Eugenio M. Recio, profesor honorario de ESADE.