La nación espera las condiciones del rescate y el Gobierno lanza una ofensiva comunicativa dentro y fuera. El presidente Rajoy saca pecho en la prensa extranjera y TVE para explicar los esfuerzos para salir de la crisis. Enfrente, por oficio, aunque no por lógica, tiene la oposición parlamentaria, la partidista, las autonomías que no gobierna y la mediática.
Por si no fuera suficiente, como al que montó un circo y le crecieron los enanos, de vez en cuando a don Mariano le aparece una oposición en su propio partido. El Consejo de Política Fiscal y Financiera, donde algunas autonomías gobernadas por el PP amagaron con abstenerse, reveló la debilidad del Gobierno para embridar a sus barones territoriales.
En todo caso fue grave la falta de sentido de Estado que mostraron los que votaron en contra o se abstuvieron. Era de esperar en los nacionalistas, con una insolidaridad rayana en el suicidio. Menos lógico es en las autonomías gobernadas por el PSOE. Pero, al menos, son oposición. Lo curioso es que luego, a unos y otros, la debilidad financiera les obligue a recurrir al Estado para pagar sus facturas. Pero esa insolidaridad es inconcebible en las autonomías que gobierna el PP.
Para muestra un botón. El presidente extremeño, señor Monago (miembro del PP), se ha declarado insumiso fiscal. Su propuesta de compensar el IVA al sector cultural pone en entredicho al Ejecutivo, que queda de adversario de ese bien superior. Monago necesita el apoyo parlamentario de IU para mantenerse en el poder y aprobar los Presupuestos de 2013.
Ésa puede ser la razón de sus declaraciones. La cuestión es si los políticos deben aceptar todo para seguir en el machito o si deben tener límites. Sea como sea, Monago ha sido un verso suelto dentro del PP. También lo fue, dentro del PSOE, el señor Rodríguez Ibarra, montaraz expresidente de esa autonomía. Por lo que se ve, como dice la comedia estrenada por Muñoz Seca en 1926, los extremeños se tocan.
José Ramón Pin Arboledas. Profesor del IESE.