
Agosto ha sido un mes tranquilo en los mercados financieros, no en asuntos políticos. En dicho mes, Draghi suavizó el mercado, emplazándonos a esta reunión. España e Italia, el euro e incluso la economía mundial, pendientes de sus decisiones. Durante el verano, innumerables reuniones, desmentidos sobre que España necesitase otra intervención -aunque algunos seguíamos y seguimos opinando que la probabilidad es altísima-. Al final, el Gobierno reconocía que hay que esperar a ver las condiciones. Dicho llanamente: España está negociando para la llegada de nuevos recursos.
Toda Europa, con Alemania a la cabeza, para ayudar a las dos principales economías mediterráneas: España e Italia. Por cierto, una tenaz oposición curiosamente alemana, la del Bundesbank, esgrimía una política ultraortodoxa ante la inflación, con amenaza de la dimisión del presidente del citado banco central.
El mercado se mostraba confiado en la contundencia del discurso del BCE. La caída y distensión de los mercados antes de la comparecencia de Draghi eran palpables. Prima de riesgo con considerable rebaja, subasta española de bonos, vencimiento desde dos hasta cuatro años que se saldan con una cobertura del objetivo de colocación al máximo y una más que apreciable rebaja de intereses.
A eso de las dos menos cuarto llega la primera noticia: el BCE no mueve el tipo, continuamos al 0,75%. Algo esperado dada la reciente rebaja de junio. Es decir, se guarda cartuchos como la posibilidad de bajar tipos si la situación económica general en Europa se deterioran -algo más que previsible y que él mismo reconoce-, nuevas líneas de financiación a largo plazo para la banca (LTRO), incluso penalizaciones a las entidades que mantengan dinero en el BCE y no lo pongan en circulación para reactivar el crédito. Para que lo entendamos: el tipo de interés o el resto de medidas detalladas son para el área euro (se llama apoyo al crecimiento), la compra de deuda pública italiana y española son problemas de financiación periférica (eso se llama viabilidad del euro).
A las dos y media, comparecencia de Draghi, quien no se hace esperar: el euro es irreversible, anuncia la compra de bonos por parte del BCE mediante un nuevo programa sin límites, las inyecciones de dinero provocadas por la compra serán esterilizadas. Mensaje claro: Europa ha preparado y tiene dispuestos los fondos de rescate, pero la activación de las medidas para ayudar a los países con apuros pasan por pedir el rescate, un país en dificultad debe "retratarse" y acudir a sus socios europeos. El BCE ayudará a rebajar las tensiones en la financiación mediante compras de deuda a corto-medio plazo, la esterilización (retirada del dinero creado por la compra de los títulos de deuda) contrarresta la medida no ortodoxa de cara a la inflación, algo que el Bundesbank exigía. Europa proveerá de fondos a las economías en riesgo, pero bajo condiciones macroeconómicas y fiscales, con la posible ayuda del FMI. Tal es la esencia de tener que "retratarse" pidiendo el rescate (para los más técnicos, las denominadas líneas de crédito con condicionalidad reforzada del FMI).
En mi opinión, la UE es consciente de que si no ayuda a España e Italia el euro se dinamitaría y, como reconocen al decir que es irreversible, eso no puede ocurrir. Para ello, BCE y fondos europeos (FEEF, MEDE) son las armas a disposición. A quien los necesite se le exige, y se controlará que sus cuentas públicas cumplan estrictamente con las exigencias de déficit impuestas. No hay, sigue sin haber y parece que de momento no habrá, noticias de medidas para el crecimiento económico específico de países. Los países con problemas específicos deberán esperar a que Europa entera se encuentre al borde de la recesión y se lleven a cabo medidas adicionales generales, lo cual puede estar a la vuelta de la esquina.
Mientras, en Madrid, la canciller, decía sentirse asombrada por las medidas de ajustes y recorte llevadas a cabo, pero no se ha pronunciado sobre la necesidad de nuevas esfuerzos. Probablemente veamos ajustes en Seguridad Social, pensiones, copagos, reducciones de prestaciones médicas, nuevo incremento de impuestos (IVA, IRPF, especiales) o de tasas como peajes. Por supuesto disciplina y mano de hierro germana en el control y reducción del gasto de la CCAA, incluso revisión de los conciertos vascos y navarros. Fíjense hasta dónde quiere Alemania la subordinación de España que en esta fecha tan trascendental, la mujer más poderosa del mundo, Angela Merkel, con la plana mayor de la economía a la que dirige, no se encontraba en Berlín, se encontraba en Madrid.
Queda otra cita crucial el día 12, fecha a la cual podría esperar Rajoy para la petición del rescate: el Constitucional alemán decidirá si el MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad) puede actuar como fondo de ayuda para países europeos de conformidad con las leyes alemanas o debe ser sometido a referendo. Hasta entonces, y a pesar de los cantos de sirena que puedan surgir, no hay que engañarse: un rescate no se concede sin contrapartidas, nos lo han dicho claramente. Eso sí, el BCE, para no agravar la situación, no tendrá derecho preferente de cobro sobre el resto de los titulares, ventaja sobre Grecia. Hoy el BCE nos obliga a pedir el rescate con Angela I de España y V de Alemania en Moncloa.
Miguel Ángel Bernal Alonso, profesor y tutor del programa de renta fija del IEB.