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Mariano Guindal: Europa, Europa

Contemplando el medallero de los recientes Juegos Olímpicos de Londres, se podría pensar que las grandes potencias económicas, políticas y militares son las mismas que las deportivas: EEUU, China y Rusia. Después les seguirían algunos países europeos como Gran Bretaña, Alemania o Francia. España aparece como una potencia mediana en declive que administra sus glorias pasadas y situada al mismo nivel que Brasil, que aparece en posición ascendente.

Sin embargo, cuando el recuento se realiza sumando las obtenidas por los países que forman la Unión Europea es fácil darse cuenta de que la vieja Europa gana por goleada. Aunque se trate de un mero ejercicio teórico, sirve para darnos cuenta del potencial que tiene el Viejo Continente en un mundo globalizado. Precisamente por eso, el mundo anglosajón desde el primer momento se opuso a este proyecto.

La pregunta es si este propósito se puede alcanzar con Alemania. El secretario general de UGT, Cándido Méndez, me comentó que lo que más le había llamado la atención de su reciente entrevista con Angela Merkel había sido su acerado nacionalismo. Alemania siempre ha tenido vocación de gran potencia, lo que le ha conducido a una expansión que se ha saldado con dos guerras mundiales. Como dice Juan Antonio Sagardoy, "fracasada la vía militar ahora lo está intentando por la vía económica".

Europeizar Alemania o alemanizar Europa. Ésa es la gran cuestión y ése es el auténtico problema que subyace en la crisis del euro. Como en la película de Agnieszka Holland Europa, Europa (1990), las viejas naciones europeas están entrelazadas por su pasado y, queramos o no, por su destino. Sin duda, Alemania tiene que ser menos egoísta. Pero tal vez ha llegado el momento de que nosotros, en vez de preguntarnos qué puede hacer Europa por nosotros, averigüemos qué podemos hacer nosotros por Europa.

Mariano Guindal. Periodista económico.

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