Firmas

España y el momento de la verdad

Todo el mundo es consciente de que esto no puede seguir así, la carrera sin frenos al abismo nos ha llevado al borde: 632 puntos básicos de diferencial y derrumbes del Ibex 35. El tiempo se ha agotado, no podemos seguir en la situación actual; si quieren podemos aguantar unos quince días, no más. Las mismas declaraciones del ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, o las de González Pons implorando al BCE muestran que nuestro destino ya no está en nuestra manos. Hasta aquí hemos llegado. A partir de aquí, ¿qué puede ocurrir? Planteemos algunos escenarios posibles y lógicos, dentro de lo impredecible.

La medida más demandada por nuestros gobernantes es la de la compra por parte del BCE de deuda pública en los mercados secundarios, pues sus fueros le prohíben la compra directa al Tesoro. En este escenario se ganaría tiempo, la prima de riesgo caería y un rebote del Ibex 35 sería posible; pero tan sólo se ganaría tiempo. Sería un espaldarazo, con hechos, a las medidas recientes del Gobierno, pero habría que acometer nuevas medidas.

Dos reformas inaplazables

Se abre así el segundo escenario: una vez que se ha ganado tiempo, el Estado debería llevar a cabo dos reformas inaplazables. La primera sería la de un modelo de Estado que no nos podemos permitir -el actual no es asumible-. La situación de las CCAA y el gasto enorme que genera es insoportable: ha sido la mayor fuente de desvío del PIB, además de un nuevo frente con la necesidad de ayuda. En segundo lugar, la presentación inaplazable del modelo económico que nos permita crecer, avanzar, generar ingresos. Hasta hoy el Estado ha llevado a cabo recortes, pero no nos ha explicado de dónde van a salir los ingresos. El déficit público es un resultado de restar a los ingresos fiscales los gastos. Por el momento hemos abordado recorte de gasto -no todo el que se puede-, hemos aumentado impuestos -cuyo resultado sobre la recaudación está por ver-, pero no hay ni una medida sobre la generación de actividad: el incremento de rentas y consumo, la base del incremento de los ingresos fiscales más allá del aumento impositivo.

Hasta aquí lo mejor que puede pasarnos. Un escenario alternativo serían nuevos recortes. Sin embargo, no llevarían a generar confianza. Además, el Gobierno se puede encontrar con una situación a la griega. La contestación social a los recortes ha sido considerable. Buena prueba de ello es que las Cortes se encuentran bunquerizadas: es imposible arrimarse a ellas. Por otra parte, el nivel de sufrimiento del pueblo empieza a saturarse. Muy mal escenario, y, además, no serviría para generar confianza.

Intervención total: el escenario más probable

Vamos al que yo considero más probable, tal y como el presidente del Bundesbank reclamaba: intervención total. Hasta el momento -y perdónenme-, hemos tenido una aprobación de intervención suave. En mi opinión, la ayuda cifrada en 100.000 millones es tan sólo eso, una intervención suave. La intervención total debería añadir unos 300.000 millones más. Evidentemente, la llegada de la temible troika se produciría: ajuste durísimo e impuesto de la Administración, del modelo de CCAA, elevación de impuestos, despidos de funcionarios, cierre forzoso de empresas públicas, mayor presión fiscal, aceptación de pérdidas en inversiones bancarias (bonos, preferentes, acciones, subordinados), recorte en sanidad, educación y por supuesto en pensiones. Una auténtica pesadilla que irlandeses, griegos y portugueses ya conocen de primera mano. Desde luego no es el que me gustaría, pero indudablemente parece cada vez el más probable, sobre todo si el BCE no saca la artillería pesada.

Para concluir vamos con el último, el desastroso: expulsión de España del euro. Cuidado, porque antes era tabú hablar de la salida griega y ya se habla abiertamente de la vuelta al dracma. Esta posibilidad aun así continúa siendo difícil, pero ya no es improbable, dependería de la voluntad alemana y el consentimiento francés. En este caso hablaríamos de: fuerte depreciación de la peseta, considerable incremento de los tipos de interés, inflación importada, caída drástica de las rentas, más paro, deuda y activos españoles considerados bonos basura. Prefiero no seguir, pues en definitiva sería la quiebra de España.

Ganar tiempo nos permitiría ser dueños de nuestras decisiones; la intervención total, no. En todo caso, yo creo que la decisión ya está tomada: intervención total, así lo pedía el presidente del Bundesbank. Como digo, los 100.000 millones sólo sería la primera parte de esa intervención.

Miguel Ángel Bernal Alonso, profesor colaborador de BME.

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